
Jornada Mundial de los Pobres, trigésimo tercer domingo del tiempo ordinario. Nos encontramos a un paso de terminar Tiempo Ordinario y cercano ya el fin del año litúrgico y concluir el ciclo litúrgico, el tema fundamental de este domingo es la segunda venida del Hijo del hombre, con gran poder y majestad al fin de los tiempos.
En primera lectura del libro del profeta Daniel, leemos que anunció la resurrección de los muertos “Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán”, unos para vida perpetua, otros para ignominia perpetua. Mientras tanto hemos de confiar en él, llenos de esperanza como cantamos en el salmo: “Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha». La carta a los Hebreos sigue en su comparación del sacerdocio de Cristo, en esta ocasión lo presenta en espera sentado a la derecha de Dios “hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies”.

El evangelio es una llamada a vivir responsablemente nuestra vida, no sabemos ni el día ni la hora en que volverá el Señor, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Volverá para reunir a sus elegidos de todo el mundo y salvarlos de la gran tribulación de los últimos días.
La primera lectura nos recuerda que la helenización del pueblo de Israel costó sangre, hambre y lágrimas. Los griegos en su afán de imponer su cultura llegaron a impedir el culto, y para ello llegan incluso a contaminar el templo levantando altares a otros dioses y sacrificando animales considerados impuros por los judíos. Estos acontecimientos dieron lugar a una respuesta religiosa o teológica que originó, como el texto de Daniel que leemos hoy, lo que nosotros conocemos como la apocalíptica. Apocalipsis significa revelación, velar algo que estaba oculto, un secreto escondido que se refieren al fin del mundo: el final, las señales y la instauración del reinado de Dios. Surge en momentos de crisis, de opresión, de lucha por sobrevivir, de búsqueda de consuelo y esperanza que den sentido a la vida. Pide la intervención de Dios para que termine con el mundo malo de ahora, del presente y de paso al mundo bueno futuro, el reinado de Dios. Al mismo tiempo, se da otra reacción ante la crisis y la opresión corte militar, la rebelión de los Macabeos. En texto leído, la salvación del pueblo judío es segura y los malos castigados, pero no será por alzamiento militar, sino por obra de Miguel “Por aquel tiempo se levantará Miguel”. Daniel espera una resurrección de todos con premio para buenos, para los inscritos en el libro de los elegidos, y castigo según para los malos “unos para vida eterna, otros para vergüenza e ignominia perpetua” La antífona del salmo es muy propia para momentos de crisis, aunque no es solución de los problemas cotidianos, sino que es esperanza en la vida después de la muerte “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”
La segunda lectura vuelve a insistir en la diferencia entre el sacerdocio y los sacrificios de la antigua Alianza y el sacerdocio y el sacrificio de Cristo. El texto de hoy nos habla que Cristo está junto al Padre, en el santuario celeste, para interceder por nosotros, porque su sacrificio de amor en la cruz permanece eternamente. Ese es el sacrificio que ha perdonado de antemano los pecados de todos los hombres.
El evangelio de hoy es parte del discurso apocalíptico de Jesús, cuando se escribe el evangelio, alrededor de la década de los años 60 del siglo I, la comunidad vive unos momentos de crisis, tanto naturales: erupciones de volcanes, como la crisis que tenemos actualmente en la isla de la Palma, terremoto que asolo varias ciudades en la zona del Asia Menor, terremoto en Pompeya. Como sociales el incendio de Roma responsabilizando falsamente a los cristianos y las consecuentes persecuciones, la rebelión de los judios que trae consigo destrucción e incendio de Jerusalén y su Templo, crisis política en Roma, etc.

En la mentalidad apocalíptica los terremotos, erupciones volcánicas, incendios, crisis políticas, guerras… son signos de que el fin del mundo está llegando. Se trata de una mentalidad como la comentada anteriormente en la lectura del libro de Daniel.
En el caso del evangelio muestra dos temas propios de la apocalíptica: las señales que preceden al fin del mundo y cuando sucederá “pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca” pero en este caso hay algo más y muy importante la venida de gloriosa del Señor “Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria” vendrá para darnos el abrazo definitivo que nos incorporará en su familia y para siempre, en la felicidad sin fin. Nos ofrece esperanza y consuelo.
El Señor nos invita a no especular, solo el Padre sabe el día y la hora, ni estar nerviosos, sino a dedicarnos al anuncio de la Buena Noticia y a vivirla con intensidad y esperanza, a compartirla con todos.
Feliz domingo y feliz semana.
Este vídeo de «Verbo Divino» nos acerca al evangelio de este domingo 👇