I DOMINGO DE CUARESMA 06/03/2022

Primer domingo del tiempo de Cuaresma, la cual iniciamos el pasado miércoles de Ceniza, y en el que comenzamos nuestro camino hacia la Pascua, que es la fiesta por excelencia de nuestra fe. Así lo entendieron los primeros cristianos, pues esta era la única fiesta.

Para preparación y catequesis para los que serían bautizados en la Pascua, apareció la Cuaresma.
Una síntesis de las lecturas puede ser esta: En la primera lectura, del libro del Deuteronomio, Dios acompaña al pueblo de Israel en su peregrinación por el desierto, cuya fe es su respuesta a la historia de salvación y de vida, así también nosotros somos acompañados por Dios hoy. Esa experiencia del pueblo es cantada en el salmo cuya antífona dice “Quédate con migo, Señor, en la tribulación” En la segunda lectura de la carta de San Pablo a los Romanos, se anuncia la salvación de Dios en Jesús, prevista y anunciada en las Escrituras, tomando cita de varios textos “La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón” El evangelio nos presenta las tentaciones de Jesús “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo”; nosotros, como Jesús, contamos con la fuerza del Espíritu Santo para vencer las tentaciones que encontramos en la travesía de la vida.

La primera lectura es uno de los credos del pueblo de Israel que encontramos en el Antiguo Testamento, no el único, pero sí el más significativo. El resumen “Tomarás la palabra, y dirás ante el Señor, tú Dios: […]” de esta confesión es fe: Israel es un pueblo que fue emigrante, que fue esclavizado, y que fue liberado por Dios, y al que Dios mismo le entregó una tierra; lo principal de toda esta confesión es: la condición de pueblo y la acción de Dios, que es refugio para todo el pueblo, así lo contamos en una las estrofas del salmo “Refugio mío alcázar mío, Dios mío, confío en ti”. Cuando el pueblo de Israel habla de Dios, no reflexiona acudiendo a teorías y corrientes filosóficas, sino que lo hace contando una historia, habla de lo que el pueblo ha vivido y de su experiencia. Dios para ellos es un Dios personal, no una fuerza impersonal que se confunde con la naturaleza y el cosmos. La Biblia, la Palabra de Dios, no es la lectura de textos ajenos, sino la narración de nuestra personal y particular historia de salvación, la historia de salvación de nosotros mismos que somos nuevo pueblo de Dios, el nuevo Israel.

San Pablo en la segunda lectura anuncia la salvación de Dios en Jesús. En Él se unen palabra y acción. La palabra de fe que anunciamos se identifica con la confesión de fe. No hay posibilidad de decir una cosa con los labios y creer otra con el corazón, pues con el corazón se alcanza la justicia y con los labios se profesa la salvación “Pues con el corazón se cree para alcanzar justicia, y con los labios se profesa para alcanzar la salvación” La confesión de fe de que Jesús es el Señor se hace por los labios, pero esta sale del corazón, es un anuncio que no deja indiferente ni a judíos, ni a griegos. El anuncio de Jesús marca un antes y un después, tiene una dimensión novedosa y universal.

El evangelio nos presenta las tentaciones de Jesús, que tuvo que afrontar como llevara acabo su misión. Él es el Mesías, pero un mesías diferente, puesto que rechaza ese tipo de mesianismo revestido de falso buenismo que satisface las necesidades inminentes de las gentes, pero no cambia la vida “No solo de pan vive el hombre”.

Es la tentación de buscar seguridad económica, de lucha por el poder económico, de convertir las piedras en panes “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”, es la tentación de poner nuestras esperanzas en los bienes materiales.

El mesianismo de una falsa política que reduce el reino a cuotas de poder o a imposición de un sistema nuevo “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”. Es la tentación de triunfo, de poder, de superioridad, de idolatrar el poder. “Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.”

El mesianismo de una falsa religión que confunde acción de Dios con milagrería o con fenómenos mágicos “No tentarás al Señor, tu Dios”., es la tentación de la seguridad milagrosa, una fe convertida en póliza de seguros y prodigios. “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”

Jesús rechaza estos mesianismos porque Él inicia el camino del Siervo de Yhwh que le llevará a la cruz.

Imitemos a Jesús rechazando las tentaciones que se nos presenta en la vida. Pidamos al Dios de la Paz, por la intercesión de María, la Paz.

Feliz y buen domingo, feliz semana.

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