18/12/2022
Cuarto domingo de Adviento, entramos en el tiempo preparación inmediata de la Navidad. En estos días previos tiene un tono más navideño en donde destaca la centralidad de María y la inminente llegada del Señor. El Adviento es el tiempo de preparación para la Navidad donde conmemoramos la primera venida del Hijo de Dios, y al mismo tiempo ponemos nuestras mentes en la expectante segunda venida de Señor al fin de los tiempos en gloria y majestad. La banderola de este domingo nos advierte que está muy próximo y nos reta con el mensaje “Atrévete a acogerlo”, encendemos la cuarta vela de la Corona de Adviento y después de completar el ajuar para el Niño, ofrecemos las imágenes de José y María.
Una síntesis de las lecturas puede quedar así: El profeta Isaías nos anuncia que Dios está con nosotros “y le pondrá por nombre Emmanuel” El salmo nos anima con gran entusiasmo con al antífona, avisándonos que ya viene el Señor “Va a entrar el Señor, el Rey de la gloria” La carta de Pablo a los Romanos nos adentra en lo novedoso: la salvación anunciada por los profetas se ha cumplido en Cristo Jesús “Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios”. El evangelio señala que en Jesús se cumple las profecías “Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David”
La profecía de Isaías se mueve en el mesianismo davídico, David es el pastor de Israel. El rey Acaz, descendiente de David, preocupada por la estrategia a seguir para defenderse de los ataques de los reyes de Damasco y Samaría, no quiere hacer caso al profeta Isaías, que le recomienda que ponga su confianza en Dios. El rey prefiere apoyarse en una alianza militar con otros reyes, como el de Asiria. Pero Isaías, de parte de Dios y contra la voluntad del rey, le anuncia un signo “la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” que significa Dios con nosotros. Aunque esta profecía se interpretó en primera estancia al rey Ezequías, hijo de Acaz, posteriormente se ha referido al futuro Mesías, a Jesús. el salmo con alegría nos dice que la venida del Mesías la sabrán acoger sólo los justos, las personas más sencillas y puras “¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos”
En la carta a los Romanos, la salvación anunciada por los profetas llega a su cumplimiento. Pablo se siente orgulloso de tener como misión el tener que proclamar a todos el misterio de salvación, anunciado por los profetas y cumplido en Cristo Jesús nacido de mujer según lo humano y de la estirpe de David “nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo nuestro Señor”, del que a sido llamado a ser su apóstol. Este misterio es también anunciado a los paganos, no sólo a los judios, a todos “amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”
En el Evangelio de Mateo se proclama, como afirmación central, que en Jesús de Nazaret se cumple la profecía de Isaías “Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros” La muchacha virgen que da a luz es María, y el hijo que nos trae la salvación, Jesús. José y María se encontraban en el período entre los desposorios y el matrimonio, podían vivir juntos y que solía durar aproximadamente un año. Y de ahí las dudas de José, pero el ángel en sueños le asegura que el Niño es de Dios y le asigna un papel muy importante, poner nombre al hijo de María, cosa que siempre hacía el padre, y en concreto el nombre de Jesús que significa Dios salva “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”. La respuesta de José al anuncio del ángel fue “Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer” Tanto la lectura del profeta Isaías como en el Evangelio de Mateo nos sitúan ante la gran convicción de que Dios es un Dios cercano, un Dios que entra en nuestra historia, un Dios con nosotros. Es como el Dios del Éxodo “el que es” “yo soy” “el que está”, el que ve el dolor de su pueblo y lo libera. Y el nombre que se le pondrá al Salvador es Jesús “Dios salva”
Que este Dios con nosotros, que nos ama y nos ha llamado a formar parte del pueblo elegido, nos llene de la paz y la gracia.
Feliz domingo día del Señor y feliz semana.


