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Domingo de Pentecostés

28/05/2023

Solemnidad de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, también el día de la Acción Católica y del apostolado seglar cuyo lema para este año es “Juntos anunciamos lo que vivimos”. Han pasado cincuenta días desde la Pascua, desde las experiencias Pascuales, de la Resurrección, que nos han puesto en el camino de la vida verdadera. Vida para llevarla al mundo, para transformar la historia, para fecundar a la humanidad con una nueva experiencia de unidad, que no de uniformidad, de razas, lenguas, naciones y culturas. Ponemos, en este día, de relieve lo que sintieron aquellos primeros hermanos nuestros en la fe, los cuales perdieron el miedo y se atrevieron a salir del cenáculo para anunciar el Reino de Dios que se les había encomendado.

La primera lectura relata el acontecimiento de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua, es el don que el Señor resucitado entrega a sus discípulos para que puedan continuar su misión. La respuesta de este gran acontecimiento tanto de alabanza “Bendice, alma mía, al Señor”, como de gratitud “Gloria a Dios” y de súplica “Envía tu Espíritu” viene de mano del salmista. La segunda lectura pone de relieve la diversidad de dones que el Espíritu Santo entrega a la Iglesia. En el evangelio, Jesús infunde su Espíritu sobre los apóstoles, para que transformados puedan llevar a cabo la misión que el Padre encomendó a su Hijo.

La primera lectura es la versión del acontecimiento de la venida del Espíritu Santo de la mano de Lucas en el libro de los Hechos. Lucas sitúa el hecho el día de Pentecostés, la segunda fiesta judía más importante después de la fiesta de Pascua, conocida también como fiesta de las Semanas, de la Siega o de las Primicias, aunque es una fiesta agrícola, el pueblo de Israel le da un sentido teológico, ya que se produce en un contexto muy similar a la constitución del pueblo de Dios en el Sinaí, celebra la acogida del don de la Ley como condición de vida para la comunidad renovada. Evoca también al acontecimiento del relato mítico de la Torre de Babel, pues si en Babel sucedió la gran confusión por la diversidad de lenguas, Pentecostés de presenta con el anti-Babel, porque los apóstoles hablan en lenguas y los oyentes les entienden cada uno en su lengua. La plenitud del Espíritu se instala en todos los presentes como una fuerza viva que les impulsa a proclamar la victoria de Jesús y el Reino de Dios “… y cada uno los oímos hablar de las grandezas de dios en nuestra propia lengua”. La irrupción del Espíritu en los discípulos les devuelve aquel dinamismo que tenían cuando compartían la vida de Jesús y que ahora vuelven a sentir vivo entre ellos. Dejan de ser victimas del miedo y del fracaso, quedan llenos de amor, alegría, paz, compresión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad y de dominio de sí “… según el Espíritu les concedía manifestarse”. Lo mismo nosotros estaremos llenos de los dones del Espíritu siempre que vivamos por el Espíritu y nos dejemos guiar por Él.    

La segunda lectura, trata de la acción del Espíritu en todos los cristianos. Gracias al Espíritu existen en la comunidad cristiana de carismas, de ministerios y de funciones, que no rompen su unidad. Todo lo que somos y tenemos los cristianos es fruto del Espíritu, porque es la forma en que Jesús resucitado sigue entre nosotros, “un mismo Dios que obra todo en todos”. Cuando afirmamos que la Iglesia comenzó a ser viva prolongación de Cristo en la tierra entendemos que es el mismo Espíritu que engendró a Jesús en las entrañas de María, el que dio vida y origen a la Iglesia como comunidad creyente sin distinción entre judios y griegos, ni esclavos y libres, “Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu”.

En el evangelio se distinguen cuatro momentos: el saludo, la confirmación de que es Jesús quien se aparece, el envío y el don del Espíritu. El saludo es el habitual de los judíos “¿La paz esté con vosotros!” “Shalom” que no es un simple saludo, pues los apóstoles por el miedo a los judios, estaba muy necesitados de paz. La confirmación, las puertas cerradas, les muestra las manos y el costado, “Y es mostró las manos y el costado” confirma que realmente es él.  Todo podía haber terminado aquí, con la paz y la alegría que sustituye al miedo, pero Jesús les encarga una misión, “Como el padre me envió, así os envío yo” Jesús los envía, para lo cual sopla sobre ellos e infunde sobre ellos el Espíritu Santo, “Recibid el Espíritu Santo” don estrechamente vinculado con la misión que les ha encomendado.

Dejémonos guiar por el Espíritu Santo para proseguir la misión de anunciar el Reino de Dios.

Feliz domingo, día del Señor y feliz semana.

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Domingo de la Ascensión del Señor

21/05/2023

Séptimo domingo de Pascua, Domingo de la Ascensión del Señor, solemnidad que expresa la exaltación y glorificación de Jesús, como contraposición de su humillación en la pasión y la muerte en la cruz. Jesús, que vino del Padre, una vez acabada su vida en la tierra vuelve al Padre. La partida y Ascensión de Jesús no entristece a los discípulos, pues les dijo, como tuvimos ocasión de oír el domingo pasado, que no los dejaría huérfanos, les anunció la promesa del Espíritu Santo; y hoy además añade una tarea: ser sus testigos hasta los confines del mundo.

La síntesis de las lecturas puede quedar de esta manera:  El libro de los Hechos de los Apóstoles relata la escena de la Ascensión del Señor “fue llevado al cielo”  y la misión del envío a ser sus testigos “seréis mis testigos […] hasta el confín de la tierra” En el salmo el pueblo se dirige en procesión hacia el templo de Jerusalén, entre palmas y gritos de alegría que nosotros proclamamos hoy confesando a Jesús resucitado y exaltado “Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.” La segunda lectura de la carta de S. Pablo a los Efesios, nos ayuda a comprender la fiesta de hoy, se centra sobre el triunfo “está sentado a la derecha de Dios, por encima de todo y de todos” El evangelio nos relata, que Jesús anuncia, lo mismo que en la primera lectura, la misión de anunciar el Evangelio a todos los pueblos y que estará con nosotros hasta el final de los tiempos “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos”

La primera lectura, el relato de la escena de la Ascensión, coincide con el final del evangelio de Lucas, autor también de los Hechos. Es el único autor que nos reata esta escena de la Ascensión y por dos veces, en sus dos escritos. Y por tanto hay una serie de elementos que se repiten en los dos textos: Jesús como protagonista que asciende al cielo y la promesa del Padre que enviará al Espíritu Santo, aunque al final del evangelio no lo dice tan explícitamente como en Hechos. La Ascensión supone el fin de las manifestaciones de Jesús tras la resurrección. Es su última manifestación a los apóstoles, y lo hace subiendo al cielo.

Se trata de un comienzo en Jerusalén, corazón del judaísmo que entronca a la nueva comunidad con el pueblo elegido de Dios. El Reino de Dios sigue anunciándose fuera de Jerusalén y Galilea, salta las fronteras y se introduce en las tierras de Samaría donde fructificará el Evangelio y así hasta los confines del mundo “seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra.”  Jesús les pide que no se alejen de Jerusalén “aguardad que se cumpla la promesa del Padre” con lo que el texto nos introduce desde ya en la preparación de la fiesta de la venida del Espíritu Santo, Pentecostés, solemnidad que celebraremos la próxima semana.

La segunda lectura es muy interesante para comprender la fiesta de la Ascensión del Señor, no habla directamente de la ascensión de Jesús al cielo, pero carga todas las tintas hablando del triunfo “está sentado a la derecha de Dios” palabras que recitamos en el Credo y que predicaron los apóstoles. Es la manifestación visible del triunfo del crucificado: aquel, a quien todos pudieron verle crucificado, ahora, coronado de gloría, está en el cielo, como juez y señor de todo lo creado.

En el evangelio, Jesús se reúne con los once en Galilea, la tierra de los gentiles, campo de misión de Jesús. allí los discípulos escucharon la primera llamada, la vocación, al seguimiento y fueron testigos de la misericordia de Jesús hacia los enfermos y abatidos. Ahora Jesús Resucitado les va a conceder mayor protagonismo en su obra evangelizadora, y los devuelve a su vida cotidiana, donde tendrán que vivir desde los aprendido del Señor

Encontramos dos actitudes de los discípulos, primero la duda caracterizó algunos momentos del discipulado, por ejemplo, los Doce elegidos quedaron en Once. Segundo, la postración o adoración la vemos en ciertos momentos del evangelio, ahora los discípulos, que están todavía en camino, se mueven entre la duda y la adoración, porque su fe aún necesita madurar “Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron”. Sin embargo, Jesús antes estas actitudes no les reprocha su fallos y abandonos, todo lo contrario, se acerca a ellos y los invita de manera imperativa a la misión “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” la evangelización de toda la humanidad. Pero para esta tarea no estuvieron solos, ni nosotros hoy tampoco lo estamos, pues el estará siempre con nosotros hasta el final “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”

Feliz domingo y feliz semana.

VI Domingo de Pascua

14/05/2022

La Iglesia celebra, hoy 14 de mayo y VI Domingo de Pascua, la Pascua del Enfermo. Una jornada con la que la Iglesia concluye la Campaña del Enfermo bajo el lema “Déjate cautivar por su rostro desgastado. No me rechaces ahora en la vejez, no me abandones” (Sal 71,9) que pone el foco en el cuidado de los mayores. Una misión pastoral que siempre actualiza la caridad de Cristo que tuvo en los que sufren a sus preferidos. Recordamos, hace ya un año, la visita pastoral de nuestro obispo Jesús por estas fechas, durante la cual visitó a algunos enfermos de nuestra comunidad. Este domingo seguimos leyendo el discurso de despedida de Jesús con la promesa que nos enviará al Espíritu Santo, protagonista de las tres lecturas de hoy y que nos lo enseñará todo y quien da vida a la comunidad, a la Iglesia.

En la primera lectura, la predicación de Felipe, acompañada por los signos del Reino, curar dolencias y expulsar espíritus inmundos, hizo que muchos en Samaría se convirtieran a Cristo, recibieran el Espíritu Santo por imposición de las manos de los apóstoles y quedaran incorporados a la Iglesia “y les predicaba a Cristo”. El salmista invita a alabar a Dios por las grandes obras que ha realizado y porque gobierna la tierra entera “Venid a ver las obras de Dios”. En la segunda lectura, el apóstol Pedro afirma que todo cristiano tiene que estar siempre dispuesto a dar razón de su fe a quien se lo pida “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza”. Haciendo con respeto y mansedumbre, padeciendo como Jesús, el sufrimiento de quien lo calumnia y persigue, apoyado en el Espíritu que devolvió la vida a Jesús.  En el evangelio Jesús nos exhorta a guardar sus mandamientos y nos anuncia la venida del Espíritu Santo y de que siempre estará con nosotros “yo sigo viviendo”

En el libro de los Hechos nos encontramos con la predicación del diácono Felipe en Samaría, la cual tiene un gran éxito, ha anunciado a Jesús y su palabra ha sido acompañada con signos “de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban” Aquellos que lo oían se llenaron de alegría, esto ocurría después del martirio de su compañero diácono Esteba lo que provocó una dispersión de los cristianos de lengua griega, y los que parecía ser el final, fue el comienzo de la expansión de la fe. Ante el auge de la comunidad de Samaría, la comunidad de Jerusalén envía a los apóstoles Pedro y Juan para completar la obra del diácono, a los ya evangelizados por Felipe les imponían las manos y les comunicaba el Espíritu Santo “ellos bajaron hasta allí y oraron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo” Por eso no ha de extrañarnos que el salmo tenga ese tono misionero “aclamada la Señor, tierra entera” “que se postre ante ti la tierra entera”  pues, los samaritanos fueron los primeros no judíos en recibir la fe en nuestro Señor Jesucristo.

En la segunda lectura, de la primera carta del apóstol Pedro, este nos invita a que sepamos dar testimonio de nuestra esperanza en la vida de cada día “Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza” dándonos como consigna el saber sobrellevar los inconvenientes de la vida con mansedumbre y respeto en medio de la sociedad, aunque nos toque padecer, aun haciendo el bien. Nos pide una actitud contraria a la agresividad y al orgullo, poniéndonos por delante el ejemplo del mismo Jesús, que siendo inocente murió por los culpables para conducirnos a Dios, pero que resucitó a la vida por el Espíritu “Muerto en la carne, pero vivificado en el Espíritu”

En el evangelio de Juan, en lo que llamamos el discurso de despedida, Jesús nos invita a que si lo amamos guardemos sus mandamientos “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”, al mismo tiempo nos anuncia el envío del Espíritu Santo y su segunda venida.

Jesús pide a sus discípulos que permanezcan unidos a Él, y que guardar sus mandamientos es amarnos unos a otros como lo hizo Él. Amar a Jesús es estar en la realidad de su evangelio, y guardar sus mandamientos el mejor camino para mostrarle el amor, con lo cual experimentamos la comunión de amor con el Padre y, a la vez con el Hijo. Al amar al Hijo encontramos también el amor del Padre, un amor que se manifestará y se hará presente en el discípulo “yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros”

Jesús consciente de que llega la hora de marcharse y cerrar su misión, asegura que los no dejará solos, huérfanos, promete que enviará el Espíritu Santo, al que denomina Paráclito y Espíritu de la verdad “Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad”. El será el que los defienda ante las dificultades, su abogado, su fortaleza y su consuelo para la tarea que ha de realizar. Además de que mismo Espíritu Santo es que los llevará a comprender la verdad del evangelio que Jesús ha proclamado con su vida. A este Espíritu no lo conoce el mundo, los atrapados por la mundanidad de vida, se oponen a Él y no lo aceptan, en cambio los discípulos si que lo conocen, pues mora dentro de ellos, estableciendo una relación profunda e íntima, no tienen que buscarlo fura sino dentro. Es la comunión de vida espiritual entre Dios (Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo) y los creyentes, y que los tres de un modo o de otro moran en el creyente. Jesús al final desvela que no se marcha para siempre, llegará un momento no muy lejano en el que lo volverán a ver.

Feliz domingo y feliz semana.

V Domingo de Pascua

07/05/2023

Quinto Domingo de Pascua, domingo en el que la Iglesia en Málaga celebra el Día de la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco, cuyo lema para esta jornada es “Málaga y Caicara del Orinoco, puente fraterno de comunión eclesial”. Las colectas de este domingo serán destinadas a la Misión Diocesana.

Una síntesis a las lecturas puede ser esta: en la primera lectura, ante el aumento y expansión del numero de los cristianos, hace necesario que los apóstoles elijan a siete diáconos para el servicio de las mesas y de las viudas de los miembros de la comunidad de legua griega “eligieron a siete hombres llenos de espíritu”, de manera que ellos puedan seguir dedicados a la oración y a la proclamación de la Palabra. El salmista nos invita a alabar a Dios, pues su palabra y sus obras están marcadas por la verdad, la justicia y la misericordia. Él librará a sus fieles de la muerte “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti” en la segunda lectura, continuamos con la primera carta del apóstol Pedro, donde el autor remarca la identidad de Jesús como piedra viva desechada por los incrédulos, pero escogida por Dios para edificar una casa espiritual. Todos los creyentes formamos parte del templo de Jesucristo como piedras vivas ofreciendo nuestra vida a Dios y proclamando sus maravillas “vosotros sois una raza elegida”. En el evangelio, el domingo pasado Jesús nos condujo a verdes praderas para descansar y alimentarnos, hoy Jesús se despide sus discípulos, se acerca su Ascensión, su despedida, pero les indica cual es el camino para llegar al Padre “Yo soy el camino, la verdad y la vida”

El libro de los Hechos de los Apóstoles, muestra como la comunidad, como cualquier colectivo humano, no esta exenta de conflictos y desavenencias. En la comunidad de Jerusalén se creó una fuerte tensión entre los de lengua hebrea y los de lengua griega, procedentes estos últimos de la diáspora romana y helenística, y que tenían en Ciudad Santa sus propias sinagogas. Los de lengua griega se quejaban de que en la distribución benéfica que se hacía en la comunidad a los pobres, las viudas y huérfanos de su grupo no recibían el mismo trato. Los apóstoles resuelven el problema creando un grupo de siete diáconos, servidores, específicos para el grupo helenista “Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea”. Estos diáconos tendrán un papel importante en el desarrollo de la comunidad. El salmo es de alabanza y de confianza en ese Dios que va guiando a su comunidad “Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos”.

Los especialistas dicen que la primera carta del apóstol Pedro es como una larga catequesis bautismal, lo cual explica lo que dice de la comunidad de bautizados raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo adquirido, “Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa” Y también compara simbólicamente al pueblo de Dios con un templo construido con piedras vivas, sobre el cimiento o piedra angular que es Cristo, para construir el Templo del Espíritu.

En el evangelio de Juan, que forma parte del llamado discurso de despedida de Jesús a sus discípulos en el cenáculo, tiene como protagonista a Jesús y a sus discípulos. En un primer momento Jesús dirige unas palabras de ánimo “No se turbe vuestro corazón” Jesús les insiste en que no pierdan la calma y mantengan la confianza en Dios y en Él. Da a entender que se marcha a la casa del Padre. Se marcha para preparar sitio, allí hay muchas estancias, moradas. De esta manera anuncia su muerte y resurrección. Pero asegura que volverá para llevarnos con Él. Hay lugar para todos, basta seguir el camino, que como nos recuerda el mismo Jesús, ya conocemos.

Otro momento está marcado por la pregunta de Tomás que pide más claridad afirmando que desconoce el lugar a donde va y el camino “Señor, no sabemos adónde vas, ¿Cómo podemos saber el camino?” y la respuesta de Jesús “Yo soy el camino la verdad y la vida” él mismo se presenta como camino de salvación que lleva al Padre, en él se revela la verdad que fundamenta la existencia y del que proviene la vida. Jesús señala quien le conoce a Él conoce al Padre.

 Seguidamente encontramos la intervención de Felipe, que pide que les muestre directamente al Padre “Señor, muéstranos al padre y nos basta” y la réplica de Jesús “Quién me ha visto a mí, ha visto al Padre”, el Padre está detrás de las afirmaciones de Jesús por medio del cual lleva adelante el plan de salvación. Precisamente las obras de Jesús son las muestran que el Padre está en Él y que actúa en Él. Y quien cree en él será capaz de realizar las mismas obras e incluso mayores.

 Las primeras comunidades cristianas tienen que hacer frente al presente y al futuro sin Jesús, pero acompañados del Espíritu. Por eso Jesús hoy quiere transmitirnos confianza. Jesús va al Padre y allí prepara un lugar, lugar del que se puede participar en esta vida. Un lugar más allá del espacio físico, donde habita Dios Padre. Al mismo tiempo nos dice que el para llegar al Padre el único camino es Él

Feliz domingo y feliz semana.