Entramos de pleno en el tiempo ordinario que comenzó el lunes siguiente al domingo de Pentecostés, estos dos últimos domingos después de Pentecostés, la Santísima Trinidad y el Corpus Christi, son como un solapamiento entre el tiempo pascual y el tiempo ordinario. Continuamos con las lecturas del evangelio según S. Mateo correspondiente al ciclo A en el que estamos inmersos.
En la primera lectura, el pueblo de Israel liberado por Dios de la esclavitud de Egipto, está llamado a caminar con el Señor y a ser, entre todos los pueblos, señal de la presencia de Dios en la historia “Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Y así es reconocido este pueblo de Dios-Pastor por el salmista “Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño” que invita todos los habitantes de la tierra a la alabanza, la acción de gracias y el servicio al Señor. En la segunda lectura nos recuerda la centralidad que tiene Jesucristo en la obra de salvadora de Dios, Pablo acentúa dicha centralidad mediante la contraposición de vida regalada por amor y muerte de Cristo “Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliador con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuanta mas razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida! Y en el Evangelio, leemos que el trabajo es mucho y los obreros pocos, algo que siempre está de actualidad “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos”
La lectura del libro del Éxodo, Moisés recuerda al pueblo, de parte de Dios, la misión que tiene Israel en medio de las naciones “si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos” Los constituye un pueblo de dios en medio de todos los pueblos, los constituye en pueblo sacerdotal y nación santa. Por ello el salmo nos invita a aclamar al Señor por partida doble, la primera por la eterna misericordia de Dios “El Señor es bueno, eterna su misericordia” y la segunda por ser pueblo y ovejas de su rebaño, asamblea santa, pueblo sacerdotal.
S. Pablo en la carta a los Romanos sigue desarrollando su tesis fundamental, es Cristo quien nos salva. Nos dice que si cuando aún éramos pecadores y estábamos sin fuerza, porque éramos paganos y no conocíamos a Dios, sucedió el gran acontecimiento de Cristo murió por nosotros “Cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos” y nos reconcilió con Dios, mucho más ahora, que somos creyentes y podemos gloriarnos en Dios “Y no solo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación”
El Evangelio de hoy está inserto en el discurso apostólico, o sermón de la misión, es un manual misionero y en el texto de este domingo Jesús expone los fundamentos de la misión, presenta a los misioneros, los apóstoles y señala algunas características de la actuación misionera a la que envía Jesús.
Jesús que ha recorrido pueblos y aldeas enseñando, curando … encuentra que en todos los lugares la gente está extenuada y abandonada, o dicho con el lenguaje de hoy la gente está desecha, tirada por los suelos, se encuentran así porque no tiene guías autorizados y eficaces “como ovejas que no tienen pastor” Jesús siente compasión y misericordia de la gente y se dirige a sus discípulos exponiéndole la situación con el ejemplo de las mies y el encargo de oración “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies” Urge pedir al Padre nuevos pastores, lideres trabajadores que trabajen hagan presente el Reino. El fundamento de la misión es la misericordia y la oración.
La misión parte de una llamada, y la llamada es aun grupo de personas con nombre propio, lo que nos ayuda a comprender que todo apóstol tiene una identidad propia que Jesús valora y pone en función de la misión a pesar de las fragilidades personales “Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia” Forman una comunidad, en este caso es el grupo de los Doce, la misión y tarea evangelizadora es de la comunidad no de francotiradores que van por libre. El discipulado misionero se vive en comunidad.
Jesús envía a sus apóstoles a un campo de misión definido: los enfermos, los muertos, los leprosos, los poseídos, es decir a los marginados que no contaban para la sociedad judía de su tiempo, los envía primero a evangelizar a las ovejas descarriadas del Pueblo de Israel “No vayáis a tierra de paganos ni entréis en ciudades de Samaría, sino id a la ovejas descarriadas de Israel”, es decir, a los judíos, al resto le llegará también su turno de ser evangelizados y de ser evangelizadores.
Pidamos al Señor de la mies que no falten trabajadores para la mies.
Feliz domingo, día del Señor y feliz semana.


