El domingo pasado las lecturas leíamos como elegía colaboradores para la misión, veíamos como se nombra al grupo de los Doce por su nombre, en este XII domingo del Tiempo Ordinario, leemos acerca de las dificultades que suponen llevara a cabo dicha misión, que precisamente no es un camino de rosas, estará repleta de incomprensión y sufrimiento.
En la primera lectura, el profeta Jeremías experimenta el rechazo y la persecución debido a su fidelidad a Dios. En medio de estas dificultades confía en que el Señor está de su parte y que solo de él viene la verdadera salvación “el Señor es mi fuerte defensor: me persiguen, pero tropiezan impotentes” Así lo canta también el salmista que poniendo en Dios toda su confianza “Señor, que me escuche tu gran bondad” En la segunda lectura Pablo descubrió, tras el encuentro con Jesucristo, que el ser humano con sus propias fuerzas, no es capaz de ser fiel a la ley, pero el Señor Jesús es Dios de misericordia y perdón gratuito para todos “si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo”. En el evangelio, Jesús ha elegido, capacitado y enviado a sus discípulos a la misión. Estos enviados están expuestos al rechazo y a las dificultades, por eso les exhorta a no temer “No tengáis miedo…”, y poner toda su confianza en Dios.
La lectura del profeta Jeremías recoge una de las confesiones del mismo Jeremías. Es un profeta que ha padecido en su carne el drama de su pueblo y la persecución de la que ha sido objeto por ser portavoz de Dios “Oía la acusación de la gente: Pavor en torno”, pero ante todo Jeremías se mantiene fiel a su vocación profética y no pierde la esperanza en la ayuda de Dios “Pero el Señor es mi fuerte defensor: me persiguen, pero tropiezan impotentes” Por eso en el salmo se canta y expresa la angustia existencial del justo en medio de una sociedad hostil “que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude”
San Pablo, en su carta a los Romanos, sigue contraponiendo lo que sucedió antes de Cristo y lo que sucede ahora. La consecuencias y lo que provocó el primer Adán y lo que ha conseguido para toda la humanidad el segundo y definitivo Adán “por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte” Pablo nos quiere decir que por Jesús, Cabeza de la nueva humanidad, hemos sido reconciliados y colmados de vida, además de decirnos que no existe proporción entre el delito y la gracia por Jesucristo, es mucho más abundante lo conseguido por Jesús que lo perdido por Adán “no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos”
En el Evangelio, tras anunciar Jesús a sus discípulos la misión y ofrecerles instrucciones básicas para llevar a cabo dicha tarea, ahora les anuncia que no será fácil, que esperan conflictos y dificultades. Por tres veces repite Jesús “No tengáis miedo” Jesús no pide algo imposible, es decir, no pide que no tengamos miedo, que es una actitud normal ante el peligro que acecha la vida, nos exhorta a que el seguidor de Jesús que siente miedo no se paralice, no pare de dar testimonio, ante las dificultades.
Tras la primera exhortación a no tener miedo aparecen una serie de contradicciones, tesis y su correspondiente antítesis, en realidad todas viene a decir lo mismo, es decir que hay que superar todo miedo, todo complejo que impida anunciar públicamente el Evangelio. En la segunda llamada a no tener miedo, además de insistir en lo que dice en la primera, añade que el anuncio de la Buena Noticia no debe ser sólo público, sino ser osado, intrépido y valiente, incluso cuando aceche la persecución y el martirio.
Estamos llamados a vivir una fe y confianza sin límites, pues Dios con su poder, paternidad y amor nos acompaña siempre, pues a lo más que pueden llegar los hombres es a matar el cuerpo “No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehena”
Jesús nos asegura la ayuda providente del Padre en momentos de dificultad, no nos dice que no vaya a pasarnos nada desagradable, sino que nuestra vida está en buenas manos “¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones”. Jesús nos exhorta a no ceder ante el miedo, a no aceptar el desánimo, a no permitir que nada ni nadie paralice nuestro testimonio y anuncio del Reino.
Feliz domingo, día del Señor y feliz semana.



