Solemnidad de la Sagrada Familia

31/12/2023

Terminamos los domingos del año civil, en un ambiente de Navidad, con la fiesta entrañable de la Sagrada Familia, la cual nos lleva a reflexionar y hacer, en este último día del año y durante todo el año, nuestras las vivencias de la familia en donde creció y se desarrolló Nuestro Señor. Dios quiso nacer en el seno de una familia, formada por José, María y Jesús. Familia donde el Hijo de Dios fue acogido con gozo y alegría, donde nació pobre y humilde, donde creció y se educó como hombre, obediente a Dios, a María y a José.

Somos seres sociales, incapaces de vivir sin familia, nacemos completamente desvalidos, desde que somos concebidos necesitamos de relaciones, toda familia está constituida por relaciones: la relación entre los esposos; entre los padres y los hijos; entre los abuelos y los nietos.

Dentro de las distintas opciones para las lecturas, de esta fiesta de la Sagrada Familia, elegimos las más comunes para el ciclo litúrgico B. La primera lectura, del libro del Génesis, nos presenta la promesa de Dios a Abrahán del nacimiento de un heredero y de una descendencia tan numerosa e incontable como las estrellas del cielo “Levanta tus ojos al cielo y cuenta, si puedes, las estrellas. Y añadió: Así será tu descendencia”. El salmista nos recuerda esta alianza sellada por Dios con Abrahán su siervo “El Señor es nuestro Dios, se acuerda de su alianza eternamente”. En la carta a los hebreos se exalta la fe de Abrahán y Sara, fe que supera todas las dificultades, hace posible el nacimiento de Isaac, heredero de la bendición dada por Dios a Abrahán para todos los pueblos “Por eso, de un solo hombre, sin vigor ya para engendrar, salió una descendencia numerosa”. En el Evangelio, Lucas nos relata la presentación de Jesús, el heredero, el que son bendecido todos los pueblos, en el templo por sus Padres, María y José “La gracia de Dios los acompañaba”

La primera lectura muestra como la fe de Abrahán en la promesa que le había hecho Dios, de que tendría numerosa descendencia, paso por momentos de angustias, los posibles candidatos su sobrino Lot, su criado Eliezer, luego el hijo de su concubina Ismael, ninguno será su heredero, pero a pesar de ser Abrahán anciano y Sara anciana y estéril, Dios promete que le heredará uno de sus entrañas “te heredará uno salido de tus entrañas”. Nace Isaac el hijo de la promesa, el hijo de la risa, pues cuando Dios le hace promesa de que concebirán un hijo, ambos Abrahán y Sara ríen, no sabemos si por la alegría de la noticia o por lo de su ancianidad y esterilidad que aún no acaban de creérselo. Pero para Dios nada hay imposible y conduce la historia de sus elegidos, haciendo de Abrahán cabeza de todo el pueblo de Israel.

En la carta a los Hebreos, el autor no pone como ejemplo la fe de Abrahán y Sara, que a pesar de las dificultades y oscuridades de su tiempo mantuvieron su fidelidad y fe en Dios. Abrahán tuvo gran fe en Dios y siguió su orden, abandonado su tierra, sin saber donde iba, su vida fue una vida de nómada, viviendo en tiendas, recorriendo y habitando la tierra prometida, pero sin poseerla, la tierra la poseerán sus descendientes. También Sara experimentó la fidelidad a Dios y dio a luz el hijo esperado, el hijo de la promesa, Isaac. Pero el como de esta familia fue cuando Abrahán se mostró dispuesto a sacrificar a su hijo, al hijo de la promesa, que tanto habían esperado y anhelado, para cumplir la voluntad de Dios. Aunque no terminó con el sacrificio, pues el ángel del Señor lo detuvo. Aceptar el plan de Dios siempre presenta dificultades en la vida, pero la lección de Abrahán y Sara es mantenerse firmes en la fe.

En el Evangelio leemos la presentación de Jesús en el Templo. José y María cumplen con la ley de consagrar y ofrecer a Dios a su primogénito, y se encuentran con dos personas mayores, Simeón y Ana, que representan a los que vivían intensamente la llegada del Masías. Ellos saben reconocer al niño enviado por Dios, luz de todas las naciones. Lucas pone en boca de Simeón el himno Nunc Dimitis, himno que siempre rezamos a última hora de cada día en rezo de la Completas “puedes dejar a tu siervo irse paz”, así como la profecía de lo que tendrá que sufrir María, la Madre, “Y a ti una espada te traspasará el alma” porque su hijo va a provocar divisiones, será bandera discutida, objeto de contradicción entre sus adversarios. Y Ana da gracias a Dios y hablaba del niño a todos. Concluye el relato con el apunte acerca del crecimiento del niño “El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba sabiduría; y la gracias de Dios lo acompañaba”

Simeón y de Ana, de ambos aprendemos una virtud: la esperanza. Simeón había esperado toda la vida poder ver al Mesías, cercano a su fin, parecía todo acabado; y en la espera un día le llegó la alegría de estrechar entre sus brazos al Niño Jesús. Ana, a pesar del peso de los años, no cesa de servir a Dios y hablar del Niño a todos.  Los abuelos y ancianos son transmisores de la fe a las generaciones más jóvenes.

Sigamos esperando como Simeón, y como Ana continuemos hablando de Jesús.

Feliz domingo, día del Señor.

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