IV Domingo Del Tiempo Ordinario

28/01/2024

Seguimos avanzando por el tiempo ordinario, en las enseñanzas de Jesús. Marcos en el evangelio de hoy nos habla de cómo reacciona la gente ante estas enseñanzas, el asombro y admiración que ocasiona su predicación, y de su autoridad sobre los espíritus inmundos.

Moisés promete al pueblo que Dios suscitará de entre ellos un profeta al que escucharemos y que llevará a cumplimiento la voluntad del Señor “A él lo escucharéis” Los cristianos hemos visto el cumplimiento de esta promesa en Jesús. El salmista precisamente nos invita a escuchar la voz del Señor “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor”. Pablo no nos pide compromisos imposibles, sino mantenernos fieles a Dios en nuestra vida ordinaria y nos exhorta “al trato con el Señor sin preocupaciones”.  Marco nos presenta a Jesús como un profeta a quien hay que escuchar y seguir, “Jesús entró en la sinagoga a enseñar” comienza el ministerio de Jesús después de haber elegido a sus discípulos.

El Deuteronomio nos presenta, en el contexto de despedida, de Moisés serie de discursos al pueblo para prepararlos antes de entrar en la tierra prometida. En concreto hoy leemos el anuncio que le hace al pueblo acerca de un profeta que Dios suscitará en el futuro, “El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo” sobre el que Dios pondrá sus palabras “Pondré mis palabras en su boca” también advierte de falsos profetas. El salmo se hace eco de la voz divina, recuerda a Dios como pastor que guía al pueblo “Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía”.

Pablo, aporta el argumento de los bienes del celibato, sin despreciar en ningún momento la vida matrimonial, a causa de las tensiones que necesariamente impone el matrimonio, los célibes pueden dedicarse mejor a los asuntos del Señor. Pablo deja claro que no existe un ideal de santidad en dos planos, uno para los casados y otro para los célibes. Pablo propone su ejemplo, el es célibe y está entregado totalmente a la evangelización, dedica el cien por cien de su vida al anuncio del Evangelio “a los asuntos del Señor”, pues no tiene otras preocupaciones, “el trato con el Señor sin preocupaciones”  mientras los casados, al tener preocupaciones propias de los esposos y del cuidado de sus hijos, la familia, no pueden dedicar el cien por cien, esto no quiere decir que estén descartados para la tarea evangelizadora, tan solo que Pablo lo pone como ideal, no como absoluto.

Marcos sitúa el comienzo de la enseñanzas de Jesús en Galilea, concretamente en uno de los pueblos más importantes de la región, Cafarnaúm, en sábado y en la sinagoga, lugar de culto público donde el pueblo se reúne para escuchar las enseñanzas de la ley.  Una enseñanza interpretada por los maestros autorizados, los escribas y letrados. Allí predicó Jesús con autoridad imperiosa, incluso a los espíritus inmundos. Jesús hablaba con palabras de autoridad, no como los escribas.

Nada nos dice el evangelista del contenido de sus palabras y enseñanzas, por el contexto se trata del Reino de Dios, Marcos hace hincapié en el impacto que produce la intervención y enseñanza de Jesús, que provoca asombro y admiración. Subraya su carácter de maestro que actúa con autoridad, le obedecen hasta los espíritus inmundos.

Jesús no tenía poder. No es lo mismo poder que autoridad. Con poder, unos pocos están arriba y otros están abajo. El poder impone, crea súbditos y subordinados. El poder consigue lo que quiere por medio de la fuerza. La autoridad utiliza el camino del ejemplo y la persuasión. Persuadir es ofrecer buenas razones para que alguien actúe o piense de una determinada manera. Persuadir no es manipular.

Los letrados y escribas enseñan en nombre de la institución, se atienen a las tradiciones, citando constantemente a los maestros, su autoridad proviene de interpretar oficialmente la ley. La autoridad de Jesús es diferente, no viene de la tradición, ni de maestros.  

Jesús es el maestro que cuando enseña trasmite una energía desde su interior con toda la fuerza y el poder de Dios que obra en Él. No ocurría en los maestros de las sinagogas que transmitían preceptos y enseñanzas humanas faltos de energía interior. Lo asombroso de Jesús es que su misma persona es Palabra viva de Dios.

Jesús es una muestra evidente de que no basta el conocimiento de la ley para hablar en su nombre e imponerla a los demás. Es necesario tener la autoridad correspondiente para hacer valer con garantía lo que se enseña a los demás. Las enseñanzas de Jesús no son meras informaciones sobre las realidades trascendentales sino palabras acompañadas de una eficiencia y eficacia asombrosa “Cállate y sal de él” confirma la autoridad de Jesús frente al espíritu inmundo que tiembla ante la presencia del que viene a liberar al hombre del mal.

Ante el poseído por el espíritu inmundo, que un ser sobrehumano, enemigo del hombre y de Dios, nos encontramos con el primero de los milagros, que Marcos nos va a narrar de Jesús.  Para evitar una visión milagrera de Jesús, el evangelista enmarca este hecho en el contexto de la enseñanza del Reino de Dios, en donde adquiere el sentido de signos y de la naturaleza del Reino de Dios y del poder de Dios para llevarlo a plenitud, provocando el asombro “¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad”

El endemoniado, sabiendo quien es Jesús, da testimonio de quien es Jesús “el Santo de Dios”. Mientras nuestro testimonio, lo mismo que los discípulos de Jesús, lo alcanzamos por un proceso de madurez en la fe; los espíritus inmundos conocen a Jesús de entrada sin ningún proceso de maduración en la fe.

Marcos ha presentado dos reacciones opuestas ante la persona y actividad de Jesús, de un lado el rechazo del endemoniado y la admiración de sus oyentes. La admiración es el punto de partida para creer en Jesús, la pregunta ¿Qué es esto? se convertirá en ¿Quién es este? El espíritu inmundo endurece su corazón, rechaza a Jesús, mientras el resto de los oyentes escuchan a Jesús y quedan admirados, “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón”.  En la lectura del Deuteronomio tenemos la respuesta a la pregunta ¿Quién es este? Es el profeta por el cual Dios, después de Moisés, no dejará de comunicarse con el pueblo, los cristianos vemos cumplida esta promesa de Dios en Jesús.

Que nuestra vida sea un constante asombro y admiración de Jesús para que lleguemos a decir: Tú eres el Santo de Dios, el Mesías.

 Feliz Domingo, día del Señor y feliz semana.

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