Primer Domingo de Cuaresma

18/02/2024

La Cuaresma es el tiempo litúrgico para la reflexión, la meditación y la predicación, tiene sentido en función de la Pascua. La fiesta propia de la fe cristiana es la Pascua. Así lo entendieron los primeros cristianos, en los comienzos, pues precisamente la Pascua era la única fiesta, que les servía para organizar un tiempo de preparación catequética para los que serían bautizados en la Pascua, lo que dio origen a la Cuaresma.

La primera lectura, del libro del Génesis, presenta la alianza que estable Dios con Noé, con sus descendientes y con toda la humanidad después del diluvio “Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes”, el arco iris es el signo de esta alianza. En el salmo su autor se acoge a la ternura y misericordia de Dios, y pide que le enseñe a caminar por sus sendas “Señor, enséñame tus caminos”. La lectura epistolar, de la segunda carta de Pedro, reflexiona sobre la muerte y resurrección de Jesús estableciendo conexión con el diluvio “se salvarán por medio del agua”. El evangelista Marcos nos lleva al desierto y nos sitúa ante la prueba de Jesús frente al tentador “Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás”.

El autor del libro del génesis interpreta que el gran cataclismo del diluvio como un castigo por la perversión de la humanidad, y el arco iris como signo de Dios de perdón y paz, con el que Dios quiere que recordemos de que después de la tormenta llega la calma y la paz, pues arco iris, signo de la alianza unilateral establecida por Dios a la humanidad, y signo del arco de guerra, son sinónimo de paz “Esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra”, en consecuencia el salmista canta la bondad de Dios “tus sendas Señor, son misericordia y lealtad”, y pide que siga conduciéndonos en la vida “enséñame tus caminos”

La primera carta de Pedro es como una homilía bautismal, el autor en medio de un solemne himno de profesión de fe en la Pascua del Señor, conecta el bautismo, con el que nos incorporamos a la Pascua de Cristo, con el diluvio del que habla la primera lectura y la bajada de Cristo al lugar de los muertos para anunciarles la salvación “Muerto en la carne pero verificado en el Espíritu; en el espíritu fue a predicar incluso a los espíritus en prisión, a los desobedientes en otro tiempo, cuando la paciencia de Dios aguardaba, en los días de Noé, a que se construyera el arca, para que unos pocos, es decir, ocho personas, se salvaran por medio del agua”.

En el evangelio, Marcos nos recuerda las tentaciones de Jesús. que antes de comenzar su actividad pública fue impulsado por el Espíritu al desierto. El relato de Marcos es muy simple, podemos decir que es un relato de las tentaciones sin tentaciones, tan solo nos dice que fue tentado, que vivía con las fieras y los ángeles le servían. “En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían”.

El Espíritu, es el que impulsa a los jueces y profetas a realizar la misión que Dios le encomienda, pero por el contrario, a Jesús le impulsa al desierto.

El desierto, el lugar de la prueba, como lo fue para el pueblo de Israel cuando salió de Egipto, allí fue tentado para ver si era fiel. La mayoría sucumbieron a las tentaciones, sin embargo, Jesús superó toda tentación. También el desierto es como la noche oscura, es un momento privilegiado de acércanos a Dios.  Es encontrar, en medio de la noche oscura, en medio del desierto ese oasis en el que nos veremos con paz y alejados de todas las distracciones que nos suministra nuestro mundo.

Los cuarenta días equivalen a los cuarenta años que pasó Israel en el desierto, los cuarenta días del diluvio. Y en tiempos del cristianismo, los cuarenta días desde la resurrección de Jesús y la Ascensión.

Satanás, es el símbolo de la oposición al plan de Dios, quiere apartar a Jesús del camino que Dios le ha trazado en el bautismo: hacer que se olvide de pobres y afligidos, dejar de consolar a los tristes, dejar de anunciar la Buena Noticia. Es curioso, pues lo mismo nos ocurre a nosotros en nuestros días.

Fieras y ángeles, esta mención está cargada de simbolismo, las fieras no son los animales que acostumbramos a ver, son escorpiones, alacranes, serpientes cuya picadura o mordedura llega a ser mortal. Jesús sufre la tentación de Satanás, pero Dios está a su lado y sus ángeles lo protegen. Estos elementos: tentación, vivir con las fieras, servicio de los ángeles, recuerdan el relato de Adán en el paraíso, de este modo Marcos presenta a Jesús como el nuevo Adán, que a diferencia del primer Adán que sucumbe a la tentación, Jesús el nuevo Adán supera toda tentación.

La presentación de Jesús como nuevo Adán está relacionada con la vida que comienza el cristiano al ser bautizado. La Cuaresma es el mejor momento para profundizar en este sacramento que recibimos casi sin ser consciente de lo que recibíamos. Y lo mismo que a Jesús, Satanás nos tentará para que nos olvidemos de los pobres y afligidos, para que dejemos de consolar a los tristes, y dejemos de anunciar la Buena Noticia, el Evangelio.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana.

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