01/11/2024
Hoy Solemnidad de Todos los Santos celebramos, en ella nos unimos a las victimas de estas devastadoras inundaciones, celebramos en este día la memoria de aquellos que están con Señor, cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la Iglesia proclama el Misterio pascual cumplido en ellos, y nos propone a todos los fieles sus ejemplos. La festividad es de gran tradición en la sociedad, con grandes y profundos antecedentes familiares. La gente sencilla, se sienten muy identificadas con esta fiesta. En ella se reivindica la santidad de nuestros antepasados, de los abuelos, de los padres …, de los que han perecido como consecuencia de la mortífera Dana.
La primera lectura nos muestra que la santidad es cosa de todos “Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas”. y así lo canta la antífona del salmo “Esta es la generación que busca tu rostro, Señor”. La plenitud de la vida cristiana es la unión íntima con Dios “Veremos a Dios tal cual es”. El camino de santificación del cristiano, pasa por la cruz y la resurrección “Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”.
Hoy tenemos un reconocimiento especial de esa multitud inmensa de santos anónimos, no canonizados pública y oficialmente, pero cargados de vida evangélica, de vivencia de las bienaventuranzas, de experiencia de Dios, de sentimientos, de obras de caridad, de misericordia, de compromisos sostenidos con la justicia y la solidaridad especialmente con los más pobres y necesitados. Es el reconocimiento de la santidad de los santos de la puerta de al lado, unos son familiares y amigos, conocidos y desconocidos, de la santidad presente en tantas personas que han reflejado en su vida el rostro de Dios. Que alcanzaron la eterna bienaventuranza, son Iglesia del cielo, Iglesia glorificada. No tuvieron vidas mediáticas ni noticiables, ni han realizado obras espectaculares. No han hecho milagros. Han sido personas normales y corrientes. Es la santidad dispersa y arraigada en la vida de cada día, cuya recompensa ha sido grande en el cielo.
Esta fiesta nos obliga a revisar nuestras ideas sobre la santidad. Nos obliga a recuperar la memoria perdida de tanta santidad escondida detrás de esas vidas anónimas, que, según el Apocalipsis, son millones y millones. Es una fiesta propicia para renovar la profesión de fe en la comunión de los santos. Junto a ellos, Iglesia glorificada que está junto al Señor, nosotros que somos Iglesia que camina y peregrina por esta tierra, y que junto con los ángeles nos unimos en una misma alabanza a Dios. Así lo hacemos en cada Eucaristía, en la misa, somos invitados a unirnos al coro de ángeles y de los santos para cantar a una misma voz “Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en el cielo”
Que su ejemplo de santidad cunda en todos nosotros. Feliz día de Todos los Santos.

