Segundo domingo de Adviento Solemnidad Inmaculada Concepción

08/12/2024

 

Celebramos hoy el día de la Inmaculada Concepción, coincidiendo este año con el Segundo Domingo de Adviento, hoy recordamos que Dios, pidió a María ser Madre, de su Hijo, Nuestro Señor. María esperó al Señor, le dio a luz y lo mostró a los demás. Aunque la fiesta principal de este tiempo, Adviento/Navidad, es la venida de Nuestro Señor, del Hijo de Dios hecho hombre, de Enmanuel, Dios con nosotros, no obstante, en este día de la Inmaculada, celebramos que en la Madre comienza a realizarse el misterio de la encarnación del Hijo. Por eso hoy celebramos este momento de la vida de María con una profunda alegría.

 En la primera lectura, sacada del libro del Genesis, leemos la primera profecía de salvación, protoevangelio “pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón”. El salmista canta el anuncio de la salvación de Dios: “El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia” En la segunda lectura, tomada de la carta de S. Pablo a los Efesios, nos dice, en el himno, que hemos sido elegidos antes de la fundación del mundo “Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo” Por en este día tan especial nos alegramos y saludamos a Maria como la llena de gracia, Inmaculada, morada donde estará en el que fuimos elegidos “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”

En la primera lectura, del libro del Génesis interpreta como consecuencias lo que sucede, por el pecado de Adán y Eva, en la vida natural: que el hombre tenga que ganar el pan con el sudor de su frente, que la mujer sufra dolores de parto y que la serpiente sea un animal que se arrastra por la tierra. Pero Dios no cierra la puerta, ya en el momento de la primera caída anuncia la salvación, donde aparece una mujer en el horizonte de la salvación. María, la que va a ser en verdad “madre de todos los que viven”, porque obedeció a Dios, no como Eva que le desobedeció. Ante este anuncio de salvación en el salmo cantamos con alegría “Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”

La segunda lectura, carta de S. Pablo a los Efesios, es un himno lleno de entusiasmos en donde se muestra la iniciativa de Dios en la historia de la salvación y nuestra respuesta de alabanza.  Bendecimos a Dios porque Él no ha bendecido con toda clase de bendiciones. En estas bendiciones hay un doble sentido de bendiciones: unas descendentes y otras ascendentes. Bendiciones descendentes desde Dios, y ascendente hacia Dios, ambas se encuentran y recapitulan en la persona de Nuestro Señor, de Jesucristo. Estas bendiciones que nos ha hecho Dios consisten en que hemos sido destinados a ser sus hijos, sus herederos con Cristo “Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado”

El relato de la anunciación/encarnación, centra nuestras miradas en Gabriel y María, Dios Padre envía a Gabriel a una misión que hace posible una historia de amor, en la que queda evidente que Dios quiere con locura al hombre, hechura a su imagen y semejanza, que el mismo decide hacerse uno de nosotros, hacerse hombre, sintiendo, pensando, trabajando, obrando, amando con corazón de hombre.

Gabriel es enviado a una insignificante ciudad llamada Nazaret con la misión de transmitir un mensaje de parte de Dios, a una joven muchacha llamada María, desposada con José, descendiente de David, que debía ganarse la vida como obrero, el grado más bajo del escalafón social de Israel en aquel tiempo, similar a la de los pastores. Dios, como nos ha mostrado a lo largo de la historia, siempre escoge lo débil, lo sencillo, lo opuesto a los ideales de este mundo para llevar a cabo su plan. Los planes de Dios siempre nos sorprenden, aunque no nos resulten evidentes.

Gabriel lo primero que hace es saludar a María, “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”, pero como Gabriel no lleva vestido resplandeciente, ni alas, ni plumas, como nuestra imaginación y los artistas lo pintan, María queda desconcertada, asustada, turbada, ante un desconocido. María no sabe que pensar ni que decir, si habla en serio o en broma, si la está saludando o amenazando. Gabriel la tranquiliza, “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios” justificando aún más el saludo anterior. Gabriel anuncia que concebirá y dará a luz un hijo, que su nombre será Jesús, que será grande, se llamará Hijo del Altísimo, Dios le dará el trono de David su padre, “para que reine en la casa de Jacob por siempre y su reinado no tendrá fin”

María no entiende la concepción, pues está comprometida con José, no mantiene relaciones ni con él ni con ningún otro ¿cómo va a quedar embarazada? Gabriel la tranquiliza dandole una solución aparentemente imposible: “porque para Dios nada hay imposible” palabras que nos recuerdan a otros momentos de la historia de la salvación:Sara mujer de Abrahán, Raquel mujer de Jacob, de donde Dios, de la esterilidad, de la ancianidad, desde lo descartado, lo que no sirve, hace lo imposible, hace lo incomprensible para el ser humano, para que su plan de salvación llegue hasta nosotros.

 Dejémonos cautivar por Dios, por su Palabra hecha carne. Continuemos preparándonos para la venida del Señor.

Feliz domingo día del Señor, feliz día de la Inmaculada y feliz semana

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