Solemnidad Madre de Dios

01/01/2025

Feliz año nuevo “ El Señor te bendiga y te proteja, ilumine tu rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre tu rostro y te conceda la paz» el Señor con su misericordia, en este año que acabamos de comenzar, nos bendiga a todos, a nuestras familias y a todos los que amamos.

Las lecturas de hoy comienzan hablando de bendiciones, de cómo bendecir y de cómo tenemos que bendecirnos unos a otros: Dios nos bendice y nos llama a bendecir, queremos que este año que comienza sea bendecido por el Señor.  Dejamos atrás un año de Dana, de guerras, …, pero a pesar de todo comenzamos el año, esperanzados, en presencia de Dios y acompañados de la mano de María, Madre de Nuestro Señor.

Hoy concluimos la octava de Navidad, ocho días llenos de celebraciones, pues hemos dedicado toda una octava, ochos días, una semana completa, a la Natividad de Nuestro Señor. En ella hemos reflexionado, orado, meditado y contemplado a ese misterio que lo alcanzamos a celebrar en un solo día. La liturgia actualmente tiene dos octavas: la de Pascua, que va desde el domingo de Resurrección al domingo de la Misericordia, y la octava de Navidad, que va desde el día de Navidad hasta el día primero de año, día de la solemnidad de Madre de Dios.

Comenzábamos la octava de Navidad celebrando a Jesús, hijo de María, y la terminamos celebrando a María Madre de Jesús. En esta octava reflexionamos el misterio de la irrupción de Dios (Jn 1,14), de la mano de María, en nuestra misma humanidad, en nuestra historia. Es la fiesta mariana más importante del año, todo lo que se pueda decir de María depende de un hecho, que no es otro que la vocación y llamada a ser Madre del Mesías, Madre de Nuestro Señor. Madre de Dios argumenta los demás dogmas marianos.

Madre de Dios es una expresión que puede suponer establecer un origen humano al mismo Dios. En realidad, la expresión Madre de Dios no es una expresión mariana, sino cristológica, pues lo que quiere expresar es que, en Dios, en la persona de Cristo, se une divinidad y humanidad.

No se trata simplemente de un hecho biológico, “Nacido de mujer, sometido a la ley”, ser madre no es solo alojar en el útero al bebe durante aproximadamente cuarenta semanas, sino que es dar vida en sentido pleno, es interesarse y desvivirse por su crecimiento y desarrollo. Con este mismo realismo tenemos que ver a María frente a Jesús y desposada con un hombre justo, José, que es el que mejor podemos observar que ser padre/madre no se resume al hecho biológico. Sin ser padre biológico, José participó en la formación, crecimiento y educación de Jesús.

El evangelio de hoy nos resalta que, a los pastores, a los más sencillos, a los más humildes, son los primeros a los que el ángel les anuncia la Gran Noticia y ellos van a toda prisa a contemplar lo que el ángel les había anunciado, y son ellos a su vez anunciadores que causan admiración dando testimonio de lo que han visto y han contemplado. Del mismo modo nos tenemos que acercar al Niño, con sencillez y humildad, con oración como hacía María, como nos dice el evangelio que mientras esto sucedía “María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” Porque el evangelio no solo debe escucharse, debe guardarse, para que se haga vida de nuestra vida. Hay aquí dos actitudes que deberíamos imitar: ser mensajeros, como los pastores; y como María, guardar en el corazón la Palabra de Dios que se nos anuncia.

Un hecho importante, es el hecho de poner el nombre Jesús al Niño, que significa Dios salva. Es lo que el ángel dijo a María en el momento de la Anunciación y en sueños a José. Es importantísimo el hecho de poner nombre, tarea, que, en el mundo judío, recae en el padre, es el padre quien pone nombre, y es José quien pone nombre a Jesús.

Hoy en un día en el que también, además de abrir la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor, celebramos La LVIII Jornada Mundial de la Paz, cuyo mensaje no podemos ignorar, pues debemos trabajar encarecidamente por la paz, que se encuentra amenazada o carecen de ella en muchos lugares del mundo, el lema para este año jubilar dedicado a la esperanza es “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz” Francisco nos deja esta oración para este día:

Perdona nuestras ofensas, Señor como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y en este círculo de perdón concédenos tu paz, esa paz que sólo Tú puedes da a quien se deja desarmar el corazón, a quien con esperanza quiere remitir las deudas de los propios hermanos, a quien sin temor confiesa de ser tu deudor, a quien no permanece sordo al grito de los más pobres.

Feliz Año Nuevo y que María nos acompañe siempre.

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