02/03/2025
Nos reunimos hoy, en este octavo domingo del Tiempo Ordinario, en un año jubilar que nos invita a ser “Peregrinos de Esperanza”, para reflexionar sobre la profundidad de nuestro ser interior y cómo este se manifiesta en nuestras vidas. Las lecturas de hoy, aunque diversas en su origen, convergen en un tema central: la importancia de la coherencia entre lo que somos en nuestro interior y lo que mostramos al mundo exterior, son unas lecturas que nos anticipan y nos preparan para el Tiempo de Cuaresma que comenzaremos este próximo miércoles. Es un domingo en el que seguimos rezamos por la salud del papa Francisco.
Primera Lectura, del Eclesiástico Sirácida o Ben-Sirá, nos advierte que no debemos alabar a nadie antes de tiempo, porque la verdadera naturaleza de una persona se revela con el tiempo, como los frutos de un árbol. Esta lectura nos invita a la prudencia en nuestros juicios y a la paciencia para conocer a las personas en su totalidad “la persona es probada en su conversación”
El salmo nos anima a proclamar la fidelidad del Señor “Es bueno darte gracias, Señor” Es un cántico de alabanza que reconoce la grandeza de Dios y su justicia. Nos invita a confiar en el Señor y a reconocer sus obras. Los salmos calman nuestras iras, rechazan nuestras preocupaciones y nos consuelan en nuestras tristezas.
Segunda Lectura, de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, aborda el tema de la resurrección de los muertos, un tema central de nuestra fe. Si Cristo no resucitó, nuestra fe es vana. Pero Pablo afirma con certeza que Cristo resucitó, y esta resurrección es la base de nuestra esperanza. Esta lectura nos recuerda que nuestra vida tiene un sentido trascendente y que estamos llamados a una vida nueva en Cristo, “Entregaos siempre sin reservas a la obra del Señor, convencidos de que vuestro esfuerzo no será vano en el Señor”
Jesús, en el Evangelio, nos habla con imágenes poderosas sobre la importancia de la coherencia interior. No puede un ciego guiar a otro ciego. Un árbol bueno no da frutos malos, ni un árbol malo da frutos buenos. » Lo que rebosa del corazón , lo habla la boca” Jesús nos llama a examinar nuestros corazones y a purificarlos para que nuestras acciones sean reflejo de la bondad de Dios, precisamente la profecía de Joel, que leeremos el Miércoles de Cenizas, nos hablará de rasgar nuestros corazones, de revisarlos y purificarlos.
El punto en común de todas las lecturas, incluido el salmo es la llamada a la autenticidad y la coherencia. No podemos vivir una doble vida, aparentando ser algo que no somos. Dios nos llama a la verdad, a la transparencia, a la honestidad con nosotros mismos y con los demás.
Las lecturas hablan de la importancia de la gracia de Dios en nuestra vida. No podemos cambiar nuestros corazones por nuestra propia fuerza. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para transformarnos desde dentro. Solo así podremos dar frutos buenos y ser verdaderos discípulos de Cristo, de lo contrario seremos como el ciego que guía a otro ciego.
Los textos de la liturgia de la Palabra de hoy nos invitan a la oración y a la contemplación. Necesitamos dedicar tiempo a la reflexión para examinar nuestros corazones y pedirle a Dios que nos revele nuestras faltas. La Lectio Divina puede ser una herramienta útil para escuchar la voz de Dios en la Escritura y permitir que su Palabra transforme nuestras vidas.
Existencialmente, las lecturas nos desafían a vivir con propósito y significado. No estamos llamados a una vida mediocre, sino a una vida plena en Cristo. Esto implica tomar decisiones conscientes que estén en línea con los valores del Evangelio. Implica amar a Dios y al prójimo, servir a los demás y ser testigos de la esperanza en un mundo que a menudo parece desesperado.
Que este domingo sea una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la autenticidad y la coherencia, abramos nuestros corazones a la gracia de Dios y permitamos que el Espíritu Santo nos transforme desde dentro y que nuestras acciones sean reflejo de la bondad de Dios y que seamos verdaderos “Peregrinos de Esperanza” en este Año Jubilar.
Feliz domingo día del Señor y feliz semana.



