Solemnidad de San José.

19/03/2025

Hoy, con profunda alegría, celebramos la solemnidad de San José, ese hombre justo y fiel a quien Dios confió los inicios de nuestra redención. En este año jubilar, en el que somos invitados a ser “Peregrinos de Esperanza”, la figura de San José resplandece como un faro que guía nuestros pasos en la fe, se erige como modelo del peregrino que confía en las promesas de Dios y camina con esperanza.

La síntesis de las lecturas de esta solemnidad radica en la fidelidad de Dios a sus promesas a lo largo de la historia de la salvación. La promesa hecha a David, en la primera lectura, sobre su descendencia y un reino eterno, “Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre” se ve reflejada en el Salmo que canta el amor y la fidelidad divina a esta alianza “Su linaje será perpetuo”. La carta a los Romanos profundiza en la naturaleza de la promesa, señalando que se basa en la justicia de la fe, como la de Abraham, anticipando la fe necesaria para acoger el misterio de la encarnación “Te he constituido padre de muchos pueblos”. El Evangelio de Mateo presenta a San José, descendiente de David, ejerciendo una fe y obediencia ejemplares al aceptar el plan divino y convertirse en custodio de Jesús, el cumplimiento de todas las promesas “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús”.

En la primera lectura, Dios promete a David establecer una descendencia eterna a través de su linaje. Esta promesa se cumple en Jesús, descendiente de David, quien es el Mesías esperado. San José, como descendiente de David, juega un papel crucial en esta historia de salvación, al convertirse en el padre adoptivo de Jesús.

El salmo responsorial nos habla de la fidelidad de Dios, quien cumple sus promesas y establece un pacto eterno con su pueblo. Así como Dios fue fiel a sus promesas con David y con Israel, también es fiel a nosotros en todas las circunstancias de nuestra vida.

En la segunda lectura, San Pablo nos recuerda que la fe es la clave de nuestra relación con Dios. San José confió plenamente en la palabra del Señor, incluso en medio de las dificultades y las incertidumbres. Su fe inquebrantable nos enseña a confiar en la providencia divina, sabiendo que Dios siempre cumple sus promesas.

El Evangelio de Mateo nos narra el momento crucial en la vida de José: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”

Aquí vemos a José, peregrino de la justicia y la obediencia, ante un misterio que lo supera, busca la salida más justa según su entendimiento humano “”. Pero Dios interviene en su vida, iluminando su camino a través de un sueño. La respuesta de José es inmediata y total: “hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”. En este acto de fe y obediencia, José abraza el plan de Dios, asume la paternidad legal de Jesús y se convierte en el custodio del Redentor y de su Madre.

En nuestro peregrinar de la esperanza, la figura de San José nos enseña mucho. Nos enseña que la verdadera esperanza se funda en la fe en las promesas de Dios, incluso cuando estas parecen imposibles o incomprensibles para nuestra razón. Nos enseña que la justicia no siempre reside en lo que vemos o entendemos, sino en la humilde obediencia a la voluntad divina. Nos enseña que Dios obra a través de personas sencillas y humildes, como José, para llevar adelante su plan de salvación.

Así como el salmista cantaba la fidelidad eterna de Dios, también nosotros, siguiendo el ejemplo de José, estamos llamados a cantar y vivir esa fidelidad en nuestras vidas “Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades”. En este Año Jubilar, miremos a San José como modelo de ese peregrino que, confiando en la gracia de Dios, camina con esperanza hacia el encuentro definitivo con el Señor. Que su ejemplo nos impulse a acoger con fe los misterios de Dios en nuestras vidas, a obedecer con prontitud su voluntad y a ser custodios de la fe y la esperanza para nuestros hermanos.

Que San José interceda por nosotros para que, fortalecidos en la fe, podamos vivir plenamente este tiempo de gracia y alcanzar las promesas eternas. Amén.

Feliz día de San José.

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