Archivo de la categoría: Liturgia

XVII Domingo Del Tiempo Ordinario

27/07/2025

Domingo XVII del tiempo ordinario, el pasado domingo invitábamos a Jesús a nuestra casa, escuchamos y vivimos de su Palabra como verdaderos discípulos, ahora Jesús nos enseña a orar, a llamar a Dios Padre Nuestro, Abba, nos enseña a hablar con un Padre que nos quiere, que nos escucha. Coincide este domingo con la V Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores cuyo lema para este año, dentro del contexto del año jubilar, es: “¡Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza!” (Eclo 14,2). El tema central de este domingo es la oración perseverante y llena de confianza en la providencia y misericordia de Dios, lo que engendra esperanza, esto se ve reflejado de manera especial en la sabiduría y el papel intercesor de los abuelos y personas mayores.

Podemos sintetizar las lecturas de la siguiente manera: en la primera, vemos cómo, por la oración de Abrahán, Dios está dispuesto a perdonar a las habitantes de Sodoma “Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más”. Y habiendo experimentado la misericordia de Dios, podremos proclamar y cantar como lo hacemos en el salmo: “Daré gracias a tu nombre por tu misericordia y tu lealtad. […] Cuando te invoqué me escuchaste, acreciste el valor en mi alma” En la segunda lectura, Pablo en la carta a los Colosenses, nos dice que nosotros, que estábamos muertos por nuestros pecados, recibimos de parte de Dios la vida en Cristo recibiendo el perdón por el bautismo “Os vivificó con él, perdonándoos todos los pecados”. Y Jesús, en el evangelio, nos enseñó lo que debemos pedir, con el Padrenuestro, y nos insiste en que pidamos con fe lo que necesitemos: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”.

La primera lectura, tomada del libro del Génesis, es continuación del leído la semana pasada, el episodio de Mambré en el que Abrahán y Sara fueron visitados por tres personajes divinos. Tras la visita se dirigen a Sodoma y Abrahán, que continua con la hospitalidad, los acompaña para despedirse de ellos. La lectura de este domingo nos habla de la intercesión de Abrahán “Insistió Abrahán” en favor de una ciudad pecadora llamada Sodoma. Pone a Abrahán como ejemplo de persona que tiene una profunda confianza en Dios, es un hombre justo y fiel “es que vas a destruir al inocente con el culpable”, que exige fidelidad a los designios de Dios, y se atreve a insistir en la oración, a pedir cada vez más, porque sabe que el Señor es bueno Abrahán continuó: “Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿Y si se encuentran diez?. Contestó el Señor: En atención a los diez, no la destruiré”. El relato destaca la desproporción: a pocos inocentes que haya, Dios inclina la balanza, perdonando a un número de culpables mucho mayor.

La segunda lectura, de la carta a los Colosenses, destaca la generosidad de Dios, que nos dio vida en Cristo, perdonándonos todos nuestros pecados “Canceló la nota de cargo que nos condenaba”. Dios nos ha perdonado todos los pecados por medio de la muerte y resurrección de su Hijo. Jesús nos tomos a todos en su misterio pascual, no volviéndolo de un modo individualista, sino que dando su vida como rescate por todos nosotros. Con el bautismo que hemos recibido los creyentes morimos a la antigua condición de pecadores “Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo” y hemos renacido a una nueva condición “habéis resucitado con él”

Lucas, en el evangelio, nos muestra en primer lugar, que el ejemplo de Jesús suscita en el corazón de los discípulos el deseo de orar como Él.  El cuál oraba con frecuencia y en la soledad, a veces se levantaba muy temprano para orar tranquilamente. Su ejemplo hace que los discípulos tengan el deseo ardiente de ser instruidos en la oración “Señor, enséñanos a orar” Jesús anima a sus discípulos en la oración poniendo unos ejemplos sugestivos. Dice que, si un hombre se deja convencer con una petición insistente, con mayor razón Dios, que es tan bueno, no puede dejar de escuchar nuestras oraciones. Por eso tenemos que tener confianza en que Dios nos escuchará y la misma oración nos permite tener una relación más fuerte y profunda con Dios. Jesús, en su instrucción de la oración, nos enseña a orar bien, nos da una fórmula de oración, el Padre nuestro, que contiene toda la sustancia de nuestra relación con Dios y en la que nos unimos a nuestro prójimo para dirigir nuestras peticiones al Padre. Las primeras peticiones están relacionadas con el Padre, “Padre, santificado sea tu nombre” la segunda parte del Padre nuestro tiene que ver con nuestras necesidades “danos cada día nuestro pan cotidiano” También nos hace pedir por el perdón de los pecados, pero con condición “porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe” Jesús insiste muchas veces en el Evangelio en la necesidad del perdón que debemos dará nuestro prójimo si queremos tener el perdón del Padre. La última de las peticiones es que nos libre de caer en la tentación y en el mal “no nos dejes caer en la tentación”. El Padre nuestro es toda una enseñanza en la que tenemos que profundizar e intentar comprender mejor y acogerlo en nuestros corazones de tal manera que los deseos que expresa Jesús se conviertan en nuestros deseos más profundos, para que nuestras vidas sean lo más fecunda para el mundo que nos rodea.

Que el Señor nos enseñe a rezar, con insistencia como Abrahán, dándole gracias por el don de la vida en Cristo, su Hijo, sin mucha palabrería, confiando plenamente en Él, como hijos. Con la fuerza del Espíritu, con Jesús, le decimos Padre nuestro queremos hacer todo lo posible para que su voluntad se cumpla en todos sus hijos.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana.

Solemnidad de Santiago Apóstol

25/07/2025

Celebramos hoy la solemnidad de Santiago Apóstol, patrón de España, que según un códice de finales del siglo XIII y principios del XIV, fue el primer evangelizador de la península Ibérica. Sus restos se veneran en Galicia, en la Catedral de Santiago de Compostela.

Santiago hijo de Zebedeo, hermano del apóstol san Juan, fue el primero de los apóstoles en beber el cáliz del Señor, cuando participó en su Pasión, al ser decapitado por orden del rey Herodes Agripa, nieto de Herodes el Grande. Anunció el reino de Dios que viene por la muerte y resurrección de Jesucristo “En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor” En la segunda lectura, Pablo habla del tesoro del evangelio, “Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros”, que hace posible que los apóstoles no vivan angustiados ni desesperados ni abandonados ni perdidos. Jesús en el evangelio, ante nuestros aires de grandeza, nos habla del servicio “el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo”   

Una característica de las tres lecturas de esta fiesta es el testimonio. Como cristianos se nos invita a ser testigos no de una idea, ni de una ideología, sino de una persona: Jesús de Nazaret Hijo de Dios y testigos de su mensaje: predicar el Reino de Dios.

La primera lectura nos dice que los “apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús”. Por ser testigos de Jesús sufren persecución, y el texto nos cuenta al final que “Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago”. El mensaje de Jesús choca muchas veces con nuestra forma de forma de pensar: los hombres hablamos de poder, Jesús habla de servicio y quien quiera seguirlo tiene que aceptar y vivir este mensaje. Los hombres hablamos de leyes, de normas e incluso de esclavitud, Jesús habla de libertad y de paz que brota del corazón que busca el bien de todos.

Este mensaje de Jesús, este ser testigos suyos “lo llevamos en vasijas de barro” nos dice el apóstol Pablo en la segunda lectura. Estas vasijas de barro somos nosotros que desde nuestra vida queremos ser testigos del mensaje de Jesús.  San Pablo nos anima diciendo que contamos con la fuerza de Dios. Y desde la fe es desde donde podemos hablar de servicio, de amor, de perdón, de justicia, de paz, de libertad, siendo conscientes que hablar del mensaje de Jesús puede traernos problemas, insultos, burlas.

En el evangelio nos enseña que no se trata de dar testimonio desde puestos privilegiados, “estar sentados a la derecha y a la izquierda” sino desde el seguimiento de Jesús. Beber el cáliz es sinónimo de entregar la vida por los demás a ejemplo de Jesús. Beber el cáliz es servir como Jesús lo hizo. Beber el cáliz es saberse testigo de Jesús.

Ser testigo de Jesús en el mundo actual es comprometerse a vivir la fe en Jesús que nos lleva a hablar, con la palabra y con la vida. Es comprometerse a servir a los demás, a vivir en la libertad de los hijos de Dios y a vivir la paz que Jesús nos trajo. Así seremos testigos, apóstoles de Jesús en el mundo actual.

Pidamos por su intercesión de Santiago que España ser evangelizadores de nuestra sociedad.

Feliz día de Santiago.

Fiesta fin de ciclo!

Este viernes 18 de julio, tuvimos como todos los años, la Cena fin de curso, en Torrealquería, con diferentes actuaciones preparadas por todas las personas que componemos la Iglesia, Feligreses, Grupos de infantiles y Juveniles, Grupos formativos y de Oración, Liturgia, las diferentes Pastorales, Cáritas.

Algunas actuaciones fueron muy serias y otras muy divertidas, pero todas tenían el mismo fin, la Alegría del Evangelio.
Una noche en la que todo el mundo además de traer un plato para compartir, trajo alegría, Unión y se hizo viva la Palabra, porque la Comunidad nos ayuda a acercarnos a Dios.
Toda la Comunidad Parroquial os desea que tengáis un feliz Verano.

XVI Domingo Del Tiempo Ordinario

20/07/2025

XVI domingo del tiempo ordinario, celebrar la Eucaristía es invitar a Jesús a nuestra casa, es escuchar y vivir de su Palabra como verdaderos discípulos, el tema central de este domingo es la hospitalidad y la escucha atenta de Aquel quién es Palabra.

Síntesis de las lecturas: la primera lectura, sacada del libro del Génesis, nos invita a estar atentos al paso del Señor por nuestras vidas para pedir como Abrahán “Señor, no pases de largo junto a tu siervo”, y cantar como en la antífona del salmo “Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?” De la segunda lectura, de la carta a los Colosenses, oímos como el conocimiento del misterio de Cristo nos lleva a la madurez de nuestra vida cristiana, y que la riqueza de este misterio está en que Él, es para nosotros la esperanza de la gloria “El misterio escondido desde siglos, revelado ahora a los santos”, esto es posible gracias a la escucha atenta. Conocer el misterio de Cristo es conocer el amor que Dios nos tiene, crecer en él y responder con amor. Y en el evangelio vemos a Marta y María que saben escuchar y acoger al Señor: “Marta lo recibió en su casa” y “María, pues, ha escogido la parte mejor” dos actitudes necesarias para abrirnos a la salvación.

La primera lectura, del libro del Génesis, nos cuenta una teofanía sorprendente, Dios se hace presente en un momento de la vida de Abrahán y Sara “el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, en lo más caluroso del día” por medio de la visita de tres peregrinos “Alzó la vista y vio tres hombres frente a él”. Los tres hombres se presentan ante Abrahán en lo más caluroso del día, a medio día, mientras este estaba sentado a la sombra junto a la puerta de la tienda. Abrahán práctica la hospitalidad como hay que hacerlo con todo el que viaja y no tiene techo, ofrece a los invitados lo mejor que tiene, se deshace en detalles, pues les ofrece les ofrece todo un manjar. Practicar la hospitalidad, abrir las puertas de la propia casa a los extraños y extranjeros es toda una bendición. Los visitantes no son una amenaza, ni seres inoportunos, sino que son el medio para que se cumpla la promesa hecha por Dios a Abrahán de tener descendencia, “Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre Sara habrá tenido un hijo” a pesar de ser Sara y él ancianos.

La segunda lectura, de la carta a los Colosenses, aparece superadas las dificultades de los primeros momentos en cuanto a compartir la fe y vivirla los que son de procedencia judía con los que no lo son, es decir los gentiles, los procedentes de la gentilidad. Pablo dice que sufre por el Evangelio, por las comunidades fundadas por él, a quienes sirve con entrega. Pablo resalta la idea de la revelación “llevar a plenitud la palabra de Dios, el misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria” La voluntad de Dios era un misterio que finalmente se ha dado a conocer. Pablo distingue entre el periodo del antiguo Israel, tiempo del misterio escondido, frente al tiempo del nuevo Israel, el misterio revelado. Y son los santos, esto es la comunidad cristiana, quienes han llegado al conocimiento.

En el evangelio, Jesús sigue de camino a Jerusalén, hace un alto en el camino y entra en una casa de una aldea que, por el evangelio de Juan, sabemos que es Betania, donde vivían una familia de conocidos y amigos de Jesús, estos son Lázaro y sus hermanas Marta y María. Marta recibió a Jesús y se afanó en los muchos servicios. María, por el contrario, se sienta a los pies de Jesús en actitud de discípula, algo poco común e inusual en la época en que solo los hombres eran discípulos. A Marta le viene muy grande, le desborda, su afán por atender a Jesús y necesita que su hermana le ayude. Por ello pide a Jesús que le diga que le eche una mano y que deje de escuchar, pero Jesús le replica “solo una cosa es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada”

No se trata de oponer vida contemplativa a vida activa, el domingo pasado, en la parábola del Buen Samaritano, nos manda a todos “hacerse prójimo” de todo necesitado. El servicio a Jesús es necesario, pero antes que el servicio, esta la amistad con Él, alimentada constantemente con la escucha de su palabra, pues sin la escucha el servicio tiene pocas garantías de perseverar. La escucha es la mejor parte. Por ello la vida contemplativa está justificada en el seguimiento de Jesús. Sintetizando podemos decir: la vida activa sin contemplación se convierte en mero activismo social, y la vida contemplativa sin caridad se arriesga a ser un refugio estéril. Lo ideal es un corazón que, como el de María, escucha a los pies del Señor, para luego tener las manos de Marta, dispuestas a servirlo en el prójimo

Señor, que nuestro afanarse no nos haga perder el norte, que sepamos escuchar tú Palabra. Y como dice ese eslogan, de Sto. Tomás de Aquino, de la orden de predicadores “contemplar y dar a los demás lo contemplado” contemplemos y demos lo que hemos contemplado.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana

XV Domingo Del Tiempo Ordinario 13/07/2025

En este XV domingo del tiempo ordinario Jesús nos pregunta ¿de quien nos hacemos prójimos? Ante la dignidad humana pisoteada, a menudo permanecemos con los brazos cruzados o con los brazos caídos, impotentes ante la fuerza oscura del mal. Ante nuestro prójimo, imagen y semejanza de Dios, no podemos caer en la indiferencia y permanecer con los brazos cruzados.

La primera lectura nos viene a decir que Ser cristiano es ser seguidor de Cristo en todos los aspectos, guardando su mandamiento, que está en nuestros corazones “El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas”.  La lectura epistolar de la carta a los Colosenses nos trae un himno cristológico muy antiguo utilizado y recitado por la primitiva comunidad cristiana “Y por Él y para Él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz” El Evangelio nos presenta la parábola del buen samaritano, como ejemplo de amor al prójimo que nos llama a la práctica de la misericordia “Y al verlo, se compadeció” que lo mismo que decir se le conmovieron las entrañas, sintió misericordia.

En la primera lectura, del libro del Deuteronomio, llama la atención la idea de la enseñanza sobre el cumplimiento de la Ley plasmada en la Torá por Moisés “vuelve al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con todo tu alma” cuyo “mandamiento está muy cerca de ti, en tu corazón” Esta enseñanza de Moisés nos recuerdan a enseñanzas posteriores de los profetas Jeremías y  Ezequiel sobre la transformación del corazón: “Pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré” dice Jeremías, y Ezequiel nos dice “Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne” , los corazones de piedra del sacerdote y del levita, en oposición al corazón de carne del samaritano del evangelio de hoy. Vivir conforme a la ley no es cumplir unos mandatos que nos vienen desde fuera, sino que tiene que haber una conversión, una transformación interior, así lo cantamos en la antífona del salmo “Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón”

El texto de la segunda lectura, de la carta a los Colosenses, recoge un himno antiquísimo compuesto y que recitaban las primeras comunidades cristianas que presentan al Señor Jesucristo como primogénito de toda criatura, colaborador en la creación: “… primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas, …” que nos recuerda al inicio del evangelio de San Juan donde Jesús-Palabra acompaña a Dios en su tarea creadora. El himno confiesa a Jesús como Señor y como Dios “Cristo Jesús es imagen del Dios invisible”, y mantiene uno de los núcleos de la fe más primitivos: la cruz de Jesús nos ha mostrado que Dios nos ama y nos invita a vivir reconciliados “… quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz”.

En el evangelio, Lucas, expone la parábola del Buen Samaritano contada por Jesús en respuesta a la pregunta del maestro de la ley ¿Quién es mi prójimo, a quien debo amar como a mi mismo? “Y quién es mi prójimo”. Jesús no elabora un discurso complicado, sino que cuenta una historia, con la que intenta cambiar la manera de ver las cosas de quien la escucha, intenta cambiar los corazones, transformar, revivir el corazón.

Al maestro de la ley se le ponen delante tres personajes distintos que se encuentran con un hombre, imagen y semejanza de Dios, que ha sido victima de una injusticia. El sacerdote y el levita, tienen una actitud de indiferencia, de cumplimiento, de cumplo y miento, de corazón de piedra, de ley no grabada en el corazón, de ley externa al hombre, que le impiden acercarse al hombre herido.  Mientras, un representante de un pueblo mal visto, un pueblo cismático, malos judíos, un samaritano, que no tiene conocimientos de la ley mosaica como el sacerdote y el levita, pero se compadece, se llena de misericordia, se le conmovieron las entrañas, actúa con sentimientos humanos, con la ley grabada en su corazón, se deshizo en cuidados “llegó a donde estaba a él” dedicó su tiempo, curó sus heridas “le vendó las heridas, echándoles aceite y vino”, y cuidó de él. El aceite y el vino tienen valor terapéutico, el aceite alivia las heridas y el vino actúa como aséptico, formaban parte de las provisiones que el samaritano llevaba para el camino y que compartió con el herido, solo eso, sino que lo monto en su cabalgadura y llevó a una posada donde siguieron los cuidados.

Cuando termina de contar la historia Jesús pregunta al escriba: ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos? A lo que el escriba responde: “El que practicó la misericordia con él”. “Anda y haz tú lo mismo” fue lo que le dijo Jesús. Para Él, el amor no tiene límites y no se contenta con atender a las necesidades de los cercanos y conocidos, sino que sale al encuentro, se hace cercano de todo ser humano necesitado. Nos enseña que nuestro prójimo es todo ser humano necesitado, sin restricciones fundadas en las razas, religión, situación social ni en reglamentos, pues el amor actúa siempre y todas partes.

Señor, que sepamos descubrir, no sólo en los cercanos, sino que todos somos prójimos, todos somos imagen y semejanza de Dios, todos somos hermanos hijos de un mismo Padre, y que amemos unos a otros como a nosotros mismos.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana.