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XIV Domingo Del Tiempo Ordinario

06/07/2025

En este XIV domingo del tiempo ordinario vemos como Jesús envía a setenta y dos discípulos, símbolo de todo el mundo, como alusión a la universalidad del mensaje y a la universalidad de la vocación. Ser enviado y estar en envío son las coordenadas que sitúan a cada uno de nosotros como discípulos, en la vida y cada día, junto a la Iglesia “Peregrina de Esperanza” en misión evangelizadora. Es importante tener en cuenta tanto del contenido de lo que se anuncia, y de cómo anunciarlo.

El profeta Isaías anuncia el consuelo de Dios para los habitantes de Jerusalén “Yo haré derivar hacia ella, como un río la paz” Igualmente en la antífona del salmo cantamos “Aclamad al Señor, tierra entera” como respuesta a lo anunciado por el profeta Isaías en la primera lectura. Pablo en la segunda lectura, en la carta a los Gálatas, centra la nueva vida en la cruz de Cristo, en la que el se gloría “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” Y el Evangelio, Jesús, nos invita a ser discípulos por los caminos de la vida que transitamos. La mies es mucha, envía a los setenta y dos discípulos a llevar la paz, a anunciar la llegada del reino de Dios “designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares …”

La primera lectura, del libro Isaías, es el anuncio de la restauración de la ciudad de Jerusalén y de Judá, tras el exilio, el pueblo regresa a la Tierra Santa y a la ciudad de Jerusalén, la cual, aparece personificada como una madre fecunda y generosa “como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo” Jerusalén de lugar abandonado, pasa a ser ahora lugar de paz y de futuro para el pueblo “Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz” Sión-Jerusalén es la ciudad de la paz, es lo que significa su nombre Jerusalén, Jerusalén significa paz, es la ciudad elegida por Dios para su morada. El profeta viene a decir que la historia está en manos de Dios, y no en manos de los reyes que hoy dominan y mañana han desaparecido. La mano del Señor la gobierna, por eso el futuro no se fundamenta en meras ilusiones, sino en las promesas que el Señor hizo a los antepasados, a los padres, y que sigue estando en vigor “se manifestará a sus siervos la mano del Señor”

San Pablo, en el final de su la carta a los Gálatas, hace síntesis de los dos grandes temas de su carta: la libertad que nos ha sido concedida en la luz de Cristo y la superación definitiva de la contraposición circuncisión o incircuncisión, ley o espíritu. Si nosotros rehabilitados por Cristo dependemos de la Ley, la circuncisión, estamos vendiendo nuestra libertad ganada a precio de sangre. Pablo nos recuerda en la misma carta que estamos muertos para la Ley y vivos para Dios “Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva criatura”. Solo puedo gloriarme en la cruz de Cristo. La cruz no es un instrumento pesado que agobia al que quiere ser cristiano y que le incapacita para vivir en libertad de espíritu, sino como elemento de verdadera libertad y reconciliación. La cruz en S. Pablo es la expresión máxima de Aquel que me amó y se entregó por mí “La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos a los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios”.

En el evangelio, Lucas, ya no son los Doce, sino setenta y dos discípulos los que llevan a cabo la misión “¡Poneos en camino!”, el número setenta y dos hace referencia a todos los pueblos de la tierra, la misión se abre, ya en tiempos de Jesús, a los pueblos paganos. En este camino misionero destaca el saludo de la paz “Paz a esta casa”: el shalom (shalem que es otro nombre por el que se conoce a Jerusalén, ciudad de la paz en la primera lectura), que no se trata de una forma educada o convencional de saludo, sino que es una experiencia de salvación.

Los misioneros son las manos y la boca de Jesús en su extensión del Reino “El reino de Dios ha llegado a vosotros”, les encomienda la misión de sanar, curar, liberar de todo tipo de enfermedades, para lo que se requiere dedicación y entrega, les dio algunas instrucciones prácticas para no desviarse de la misión, se verán sometidos a persecución como corderos en medio de lobos “Mirad que os envío como cordero en medio de lobos”. Un misionero no debe perder de vista que es el Señor quien envía, debe saber que no está solo, el Señor siempre acompaña y anima en esta labor.  La misión pertenece a la Iglesia, de tal forma que sin ella la iglesia no tiene razón de ser, y que se lleva a cabo en comunión, con participación y siendo agentes activos de la misión. Participemos de esta misión y volvamos como los setenta y dos con alegría “Los setenta y dos volvieron con alegría”

Señor, tú que eres dueño de la misión, mantennos en comunión, para participar todos en la misión, en la tarea de la evangelización, el ser de la Iglesia. Somos consciente de que sin ti no somos nadie, todo es posible con tu ayuda y protección.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana.

NUEVO HORARIO DESPACHO PARROQUIAL

Durante los meses de julio y agosto, el horario del despacho parroquial será:

  • Martes de 11:00 a 12:30h
  • Miércoles y Viernes: De 20:00h a 21:00h

Se recuerda que el despacho sigue estando, mientras dure la obra, en la nueva casa de los verdes, c/ Málaga 70 (al final de la calle)

Solemnidad S. Pedro y S. Pablo

29/06/2025

En esta solemnidad, que en este año coincide en domingo, con el reciente nombramiento de Monseñor José Antonio Satué como obispo de nuestra diócesis, un año jubilar “Peregrinos de Esperanza”, hemos visto otros nombramiento y cambios, le hemos dados gracias a Dios por la labor del papa Francisco y hemos acogido a un nuevo papa León XIV, nuestra parroquia desde septiembre tenemos nuevo párroco, y también en estos días últimos de junio, nos encontramos inmersos en las fiestas patronales de S. Juan Bautista.

Las lecturas de hoy traen a nuestra memoria los primeros pasos de las primitivas comunidades cristianas, de las cuales, San Pedro y San Pablo fueron cimientos y puntales de la evangelización cristiana, fueron fundamento de nuestra fe cristiana. Simón Pedro fue el primero en confesar la fe, cuando, reconoció a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios. A raíz de ello, Jesús le dijo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”

Pablo fue el maestro insigne que interpretó la fe y la extendió, como el primer gran misionero, entre los pueblos gentiles. Sus cartas son la gran catequesis sobre el misterio de Cristo y su Iglesia. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma en tiempos del emperador Nerón. Ambos sufrieron el martirio: Pedro crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, y Pablo, decapitado y enterrado en la vía Ostiense.

San Pedro y San Pablo fueron dos personajes muy distintos. Pedro fue un pescador rudo, probablemente inculto, espontáneo, voluntarioso y con altibajos en su comportamiento. Pablo fue un fariseo culto, apasionado, y, a partir de su conversión, muy seguro de sí mismo, creativo, luchador, valiente y decidido. Sobre Pedro fundó Cristo su Iglesia. Pablo fue el principal predicador y propagador de la fe cristiana y el principal fundador de las primeras comunidades cristianas del Asia Menor. Pedro se dedicó principalmente a predicar la fe entre los judíos; Pablo fue el apóstol de los gentiles.

Una de las cosas más interesantes de estos apóstoles tan distintos entre ellos, es que ambos vivieron y actuaron siempre movidos por el mismo Espíritu, por el Espíritu de Jesús de Nazaret, por el Espíritu Santo. Pero todo no es de color rosa, la relación entre ambos no estuvo exenta de trifulcas, recordemos el altercado de Antioquía, en la carta a los Gálatas, y quien diría que tiempo después los celebraríamos juntos, pues en realidad lo que celebramos hoy, no es cantar las glorias de cada uno de ellos, sino celebrar la obra común que Dios llevo a cabo por medio de ellos. Repito: celebrar la obra común que Dios llevó a cabo a través de ellos. Y esta fue la raíz y causa de su éxito y de su fecundidad.

Todo un ejemplo para nosotros, cristianos del siglo XXI, podemos ser muy distintos en el carácter, en la cultura, en nuestra vivencia de lo religioso, en nuestra vocación y en nuestras actividades; pero si estamos todos llenos de un mismo espíritu, del Espíritu de Jesús de Nazaret, todos caminaremos en la misma dirección, aunque caminemos por caminos distintos.

No debe asustarnos la diversidad, ni en la religión, ni en la vida. La diversidad es necesaria y no vamos a poder nunca evitarla, ella es fuente de progreso y estímulo para la búsqueda. Cada uno de nosotros somos y actuamos como individuos únicos e irrepetibles, distintos a cada uno y a todos los demás, pero, si tenemos el mismo Espíritu, todos colaboraremos al bien común, al bien de la persona, de la sociedad, de la Iglesia, de nuestra comunidad parroquial. Insisto es este nuevo punto: Pedro y Pablo fueron muy distintos, pero los dos se dejaron guiar siempre por el Espíritu de Jesús de Nazaret y eso fue bueno para la difusión y consolidación de la primitiva Iglesia cristiana. Tratemos nosotros de imitar su ejemplo.

La fe, confianza sin límites en el poder y en el amor del Señor, hizo que San Pedro y San Pablo no perdieran nunca el entusiasmo y la valentía en la predicación del evangelio. Los dos sufrieron calamidades, en el cuerpo y en el alma, encarcelados, ejemplo de ello las lecturas de hoy, en la que ambos sufren cárcel, continuamente perseguidos y, al final, condenados a muerte. Pero ninguna dificultad les quitó el ánimo, ni el entusiasmo interior. Su fe les dio siempre la seguridad de que el Señor resucitado estaba con ellos y, de hecho, esta seguridad de que el Señor les protegía y los amaba fue la que, realmente, les libró de todas sus tribulaciones.

Muchas veces, nuestros miedos y nuestras inseguridades, interiores y exteriores, son simplemente falta de fe. Si sabemos que Dios está con nosotros no podrán vencernos las dificultades, ni el dolor, ni la muerte. San Pedro y San Pablo fueron en esto, como en tantas otras cosas, un ejemplo admirable.

Feliz domingo día del Señor, solemnidad de S. Pedro y S. Pablo y feliz semana.

Festividad San Juan

Mañana martes, 24 de junio celebraremos la festividad de nuestro patrón de verano, San Juan.

No habrá Eucaristía a las 9.00h ni tampoco Exposición del Santísimo.

A las 12:00h será la ofrenda floral al patrón.

La Eucaristía se celebrará a las 18:00h y al finalizar la procesión por las calles de nuestro pueblo.

Solemnidad Corpus Christi

22/06/2025

La Solemnidad del Corpus Christi, prolongación del misterio que conmemorábamos el Jueves Santo, la celebramos este año en el contexto del año jubilar como “Peregrinos de Esperanza” y en puertas de nuestras fiestas patronales en honor de S. Juan Bautista, la celebración del Corpus Christi se presenta como un tiempo de gracia, tiempo para renovar la fe, el amor, la esperanza, dejándonos transformar por Jesús Sacramentado, por la Eucaristía, en la manifestamos nuestra fe en la presencia real de Jesús en el sacramento.

Hoy domingo hacemos veneración pública y solemne de la Eucaristía, memorial de la entrega pascual de Jesús, su victoria final y su Resurrección. Es uno de los días más grandiosos y gozosos, llenos de alegría y de gran júbilo del calendario litúrgico. La Eucaristía es el sacramento del inmenso amor del Señor, su Cuerpo y su Sangre son recuerdo permanente de lo que fue su vida, muerte y resurrección. Es el misterio de Amor hecho Pan de Vida.

Las lecturas de hoy centran la atención en el compromiso del cristiano con Dios, sellado con el sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Cristo. La primera lectura cobra singular importancia la ofrenda: pan y vino, acompañada de una bendición “Bendito seas Abrahán por el Dios Altísimo”. En el salmo entonamos la antífona donde se identifica a Jesús con el misterioso Melquisedec, rey de Salem, raíz de la que parte también shalom, paz, es decir de Jerusalén, pero ahora lo hace como sacerdote eterno “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec” La segunda lectura se centra en la tradición que hemos recibido, nos evoca a la celebración del Jueves Santo “… tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: …” El evangelio tiene sus referencias eucarísticas: levantar los ojos al cielo, bendecir los panes y repartirlos, es un pan que se parte y se reparte “Entonces, tomado él los cinco panes y los dos peses y alzando la mirada el cielo, pronunció la bendición sobre ellos, lo partió y los iba dando a los discípulos para que los sirviera a la gente”

En la lectura del Génesis, nos encontramos ante un personaje misterioso, su mismo nombre significa rey de justicia; se le presenta como rey de Salén, como sacerdote del Altísimo. Salén significa paz y forma parte del nombre de Jerusalén. Igualmente se afirma de él que es sacerdote del Dios Altísimo. Los elementos que ofrece al Dios Altísimo: pan y vino, tienen un fuerte sentido simbólico que nos ayuda para la comprensión de la Eucaristía, evoca, por una parte, el culto y, por otra, los alimentos básicos. Las palabras de bendición a Dios y a Abrahán, la bendición dirigida a Dios es el reconocimiento de su grandeza y bondad “Bendito sea el Dios Altísimo”, y la dirigida a Abrahán “Bendito seas Abrahán por el Dios Altísimo” es la consolidación de la que recibió de Dios en el momento de su vocación. Abrahán le dio el diezmo de todo, la entrega de los diezmos y primicias son un signo de agradecimiento y de reconocimiento del señorío de Dios sobre todas las cosas “creador de cielo y tierra”

En la segunda lectura, de la Primera Carta a los Corintios, hemos oído: “Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan…” Las palabras utilizadas por Pablo reflejan la convicción de que la celebración eucarística arranca del mismo Jesús y que ha sido transmitida fielmente. Jesús mismo, en la Última Cena, realizó signos y pronunció palabras que los primeros cristianos, presididos por los apóstoles reiteraban constantemente. Con ello seguían el mandato de Jesús. No es un rito que la Iglesia descubra más tarde, aunque, ciertamente, para la formulación exacta intervino la experiencia iluminada y asistida por el Espíritu. Los creyentes de todos los tiempos podemos celebrar la Eucaristía seguros de estar reproduciendo un gesto del propio Jesús. Las palabras tratan de explicar el contenido misterioso del Pan y del Vino. Ciertamente siempre estamos ante un misterio desbordante

En el evangelio Jesús les dijo: “Dadles vosotros de comer…” El lugar no permite fácilmente proveerse de alimentos porque están en descampado y porque atardece. La multitud le han seguido porque han visto sus signos y han escuchado su palabra. Las gentes han de ir a buscar su alimento y alojo porque la tarde está ya de caída. Eso es lo razonable y lo conveniente, en la opinión de los apóstoles “Despide a la gente …” y de su modo de entender la vida y por eso piden a Jesús que los despida. Dirijamos nuestra mirada en tres direcciones: la primera, a la multitud que necesita urgentemente una solución; la segunda, a los apóstoles que ofrecen una sensata solución, desde su punto de vista; tercera, a Jesús que, como siempre, escucha, pero actúa a su estilo y según su talante y la realidad de su misión. Jesús invita a los apóstoles a que adopten una actitud singular que no alcanzan a comprender “No tenemos más que cinco panes y dos peces …”, realizará un significativo milagro, anticipo de la oferta del Pan de la Eucaristía. La significación simbólica queda expresada de una manera adecuada en los gestos de Jesús, alza la mirada, bendice, sobre el pan, lo partió y lo repartió, gestos que anticipan y evocan los gestos de la Última Cena.

Señor, que por medio de la Eucaristía seamos miembros activos de tu pueblo, comunión  y unidad de Amor,  y  fuerza para la misión de anunciarte.

Feliz domingo del Corpus Christi y feliz semana.