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Domingo de la Santísima Trinidad

15/06/2025

El domingo pasado, domingo de Pentecostés, celebrábamos el envío del Espíritu Santo. Este domingo celebramos a Dios, a Dios Trinidad, a quien invocamos como comunidad: Padre, al Hijo y Espíritu Santo, es decir Dios Uno y Trino, Trinidad Santa, Comunidad Santa. Celebramos también la jornada de la vida contemplativa “Pro Orantibus” en el contexto jubilar, cuyo lema para este año del jubileo es “Orar con fe, vivir con esperanza”

En las lecturas de hoy contemplamos de manera especial el misterio de Dios. La primera lectura del libro de la Sabiduría nos habla precisamente de la sabiduría de Dios, que antes de existir el mundo ya había sido engendrada: “Antes de que la tierra existiera” El salmo es todo un canto a la maravilla de la creación y del hombre “Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para mirar por él?” San Pablo en la carta a los Romanos, segunda lectura, nos dice que ese Hijo, hecho hombre, es Jesucristo, nuestro mediador en el camino hacia Dios, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Y en el evangelio, Juan nos dice que “el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena”, que procede del Padre y del Hijo y es igualmente Dios.

La primera lectura destaca que la Sabiduría es anterior a toda la obra creacional “El me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas” La Sabiduría es una realidad que está más allá de la creación de todas las cosas, lo que nos viene a decir que la Sabiduría y el Espíritu son dos realidades pertenecientes a Dios desde siempre. Las descripciones poéticas que hace la lectura personifican a la Sabiduría y fue una forma de preparar la revelación plena de Jesús como Sabiduría del Padre.

Es lo que cantamos en la antífona del salmo “¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Dios mira y contempla a su Sabiduría como lo hace con la Palabra para crear el mundo, “como arquitecto” de la obra creadora. Estaba junto al Padre, “jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres” Estas palabras nos llevan a mirar y contemplar a Dios en dos direcciones: la primera, ascendente, hacia Dios, la segunda, descendente, hacia los hombres; la Sabiduría aparece de esta manera como un intermediario, un puente, un mediador entre Dios y los hombres, al aplicar a Jesús estas descripciones y palabras afirma que es el único Mediador entre Dios y los hombres., es Emanuel, Dios con nosotros.

En Romanos, Pablo, nos dice que Jesús es el puente de comunión con el Padre “Habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo” El cristiano participa de una nueva vida que no procede de sus esfuerzos o méritos, sino de una vida nueva que le concede Dios por el Espíritu Santo. Pablo en este texto, y con estas pocas palabras define la esencia de la fe cristiana. Nuestra fe es trinitaria, pero no como una idea ajena a nuestra realidad de personas que queremos vivir y ser felices, sino como una realidad salvífica: el Padre nos ha engendrado al Hijo y por el Espíritu podemos participar de este don de salvación “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.” La Trinidad afecta a nuestras vidas en cuanto que es misterio de vida en plenitud, de felicidad, de salvación entendida como don de Dios.

El pasaje que hemos proclamado del Evangelio de Juan es unos de los textos más completos dentro del Nuevo Testamento sobre la Trinidad. Dios se nos revela como Verdad “cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta verdad plena”, como Claridad, como la Meta “os comunicará lo que está por venir” El Padre y el Hijo nos entregan el Espíritu para que tengamos vida en plenitud. “Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará” El cristiano escucha la voz del Hijo y obedece al Padre, guiado por el Espíritu.

Pidamos al Señor por los que han recibido en la Iglesia la vocación contemplativa: para que, con su oración y la ofrenda de su vida, sean luz, sostengan y acompañen el camino sinodal de la Iglesia.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana.

Domingo de Pentecostés

08/06/2025

Solemnidad de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, también el día de la Acción Católica y del apostolado seglar, cuyo lema para este año jubilar, es “Testigos de esperanzas en el mundo”. Después de cincuenta días de la experiencia de la Resurrección, que nos han puesto en el camino de la vida verdadera, vida para anunciarla al mundo, para transformar la historia, para fecundar a la humanidad con una nueva experiencia de unidad, de razas, lenguas, naciones y culturas. En este día ponemos de relieve lo que sintieron aquellos primeros hermanos nuestros en la fe, los cuales perdieron el miedo y se atrevieron a salir del cenáculo para anunciar el Reino de Dios que se les había encomendado.

La primera lectura relata el acontecimiento de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, es el don que el Señor Resucitado entrega a sus discípulos para que puedan continuar su misión. La respuesta de este gran acontecimiento, que viene del salmista, es tanto de alabanza “Bendice, alma mía, al Señor”, como de gratitud “Gloria a Dios”, como de súplica “Envía tu Espíritu” La segunda lectura destaca la diversidad de dones que el Espíritu Santo entrega a la Iglesia. En el evangelio, Jesús infunde su Espíritu sobre los apóstoles, para que transformados puedan llevar a cabo la misión que el Padre encomendó a su Hijo.

La primera lectura es la versión del acontecimiento de la venida del Espíritu Santo de la mano de Lucas en el libro de los Hechos. Lucas sitúa el hecho el día de Pentecostés, la segunda fiesta judía más importante después de la fiesta de Pascua, conocida también como fiesta de las Semanas, de la Siega o de las Primicias, aunque es una fiesta agrícola, el pueblo de Israel le da un sentido teológico, ya que se produce en un contexto muy similar a la constitución del pueblo de Dios en el Sinaí, celebra la acogida del don de la Ley como condición de vida para la comunidad renovada.

La irrupción del Espíritu en los discípulos les devuelve aquel dinamismo que tenían cuando compartían la vida de Jesús y que ahora vuelven a sentir vivo entre ellos. Dejan de ser victimas del miedo y del fracaso, quedan llenos de amor, alegría, paz, compresión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad y de dominio de sí “… según el Espíritu les concedía manifestarse”. Lo mismo nosotros estaremos llenos de los dones del Espíritu siempre que vivamos por el Espíritu y nos dejemos guiar por Él.   

 

La segunda lectura, trata de la acción del Espíritu, que infunde en la comunidad cristiana diversidad de carismas, de ministerios y de funciones, que no rompen su unidad. Todo lo que somos y tenemos los cristianos es fruto del Espíritu, porque es la forma en que Jesús resucitado sigue entre nosotros, “un mismo Dios que obra todo en todos”. Cuando afirmamos que la Iglesia comenzó a ser viva prolongación de Cristo en la tierra entendemos que es el mismo Espíritu que engendró a Jesús en las entrañas de María, el que dio vida y origen a la Iglesia como comunidad creyente sin distinción entre judios y griegos, ni esclavos y libres, “Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu”.

En el evangelio se distinguen cuatro momentos: el saludo, la confirmación de que es Jesús quien se aparece, el envío y el don del Espíritu. El saludo es el habitual de los judíos “¿La paz esté con vosotros!” “Shalom” que no es un simple saludo, pues los apóstoles por el miedo a los judios, estaba muy necesitados de paz. La confirmación, las puertas cerradas, les muestra las manos y el costado, “Y es mostró las manos y el costado” confirma que realmente es él.  Todo podía haber terminado aquí, con la paz y la alegría que sustituye al miedo, pero Jesús les encarga una misión, “Como el padre me envió, así os envío yo” Jesús los envía, para lo cual sopla sobre ellos e infunde sobre ellos el Espíritu Santo, “Recibid el Espíritu Santo” don estrechamente vinculado con la misión que les ha encomendado.

Dejémonos guiar por el Espíritu Santo para proseguir la misión de anunciar el Reino de Dios.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana.