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IV DOMINGO DE ADVIENTO

Completamos los rótulos colocando el último lienzo, terminamos nuestra frase o antífona: “¡Oh Dios! restáuranos, para volver a ti y redescubrir la alegría de la salvación”.

Encendemos la cuarta vela, que expresa que el Señor ya está cerca, que nos prepararemos para celebrar ese momento en que la Palabra que acompañó a los patriarcas, la Palabra que se reveló a Moisés y que acompañó al pueblo de Israel, la Palabra que llegada la plenitud de los tiempos se hace hombre, se mete de lleno y de pleno en nuestra historia para salvarnos. Celebrar esto es tomar en serio que si Dios se hizo hombre y se embarcó en nuestra historia fue para nuestra salvación, por eso estamos invitados a redescubrir la alegría de la salvación.

La primera lectura del libro de Samuel, nos relata que una vez libre el rey David, después de vencer a sus enemigos y de las campañas militares, el rey David tiene su conciencia intranquila, vive en un gran palacio rodeado de todo lujo, mientras el Arca de la Alianza estaba en una tienda de campaña. El rey David quiere construirle un templo al Señor. Por medio de Natán Dios le dice al rey David que no se preocupe por eso. David se estableció, Dios no, Dios no necesita templos, su presencia no se puede encerrar en lugares, es Dios de la vida y acompaña a los hombres en los acontecimientos de la vida, no está sujeto ni aun lugar ni al tiempo. El Señor dice a David: “Yo te daré una casa a ti”, en ese mismo sentido leemos el salmo: “Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades” de ahí brota la promesa davídica que marcará toda la historia. Por eso, ese mismo Dios es el que nos acompaña hoy, en este tiempo de pandemia, Dios sigue en camino, se hace presente en las personas, en nuestra historia y en especial en los necesitados, en los pobres, en los enfermos.  El templo de Dios son las personas, somos llamados a ser presencia y templos de Dios en nuestras vidas.

S. Pablo, prorrumpe en la segunda lectura en un cántico de alabanza porque el proyecto salvífico de Dios, oculto desde la eternidad, ha sido ahora revelado en Cristo: “revelación de un misterio mantenido en secreto durante siglos eternos, pero manifestado al presente por las Escrituras que lo predicen”

En el evangelio, el sí que María, su respuesta afirmativa al plan salvífico de Dios, le lleva concebir en su seno, a dar a luz un hijo y al que pondrá por nombre Jesús, “se llamará Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David” cumpliéndose la promesa davídica, la promesa de salvación. Es el Espíritu de Dios quien lleva la iniciativa y dirige los hilos de la historia, sirviéndose de personas.

Feliz domingo.

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TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

Seguimos decorando nuestro templo, hemos colgado un nuevo lienzo con un
nuevo rótulo, que viene a ampliar los rótulos de los domingos anteriores de
este Adviento:

“¡OH DIOS! RESTÁURANOS, PARA VOLVER A TI Y REDESCUBRIR
LA ALEGRÍA”

También encendemos la tercera vela de la corona de adviento, de este tercer domingo de Adviento, conocido y llamado también como domingo de Gaudete, del gozaos, de la alegría, que viene a expresar y significar que el Señor está cerca. El color morado tiene un significado de penitencia, de llamada a la conversión, en la liturgia de este tercer domingo el color morado
se relaja, que se torna más suave, toma un tono rosado, como símbolo de esa alegría, del gozo por la cercanía del Señor. La reforma de nuestro interior, la conversión, nos va llevando al encuentro con el Señor, que ya está cerca, que viene a nuestros corazones y a nuestras vidas. La primera lectura del profeta Isaías nos recuerda al inicio de ministerio de Jesús, es el texto que lee en la sinagoga de Nazaret, ha venido a proclamar la Buena Noticia a los pobres, a los ciegos, a los oprimidos, es proclamado el Evangelio. El Magnifica sustituye al salmo en esta ocasión, mientras en la segunda lectura S. Pablo nos anima a estar siempre alegres, a perseverar y ser constantes hasta la venida de Nuestro Señor.
El evangelio nos invita a descubrir las semejanzas y las diferencias entre Juan el Bautista y Nuestro Señor, las cuales podemos resumir en: voz y palabra, bautismo de agua y de espíritu, y misión. Mientras Juan es la voz que clama y que pasa, Nuestro Señor es la Palabra que permanece. Nosotros estamos llamados a ser precursores del Señor, a preparar sus caminos. Juan bautizaba con agua, pero como el mismo dice viene otro tras de mi que bautiza con fuego. Mientras el agua limpia, quita la suciedad, el fuego transforma. Mientras el bautismo de Juan es para el arrepentimiento, el bautismo de Nuestro Señor nos otorga la gracia, nos transforma en nuevas criaturas. La misión de Juan era buscar en nosotros el arrepentimiento, la misión del Señor es que pongamos nuestra confianza en la gracia que Dios nos da a través de Nuestro Señor.
Feliz domingo y feliz semana.

INMACULADA CONCEPCIÓN

«El sí de María, alegría para el mundo, esperanza para el mundo, guía para el mundo”; Centrados en estas frases celebramos la solemne festividad de la Inmaculada Concepción, en un atípico año lleno de crisis: sanitaria, económica, social, personales, a las que se une el dolor por nuestros seres queridos, la ausencia de los abrazos, y un sinfín de cosas más.

La Inmaculada no es algo que se refiera tan sola y simplemente a María. La palabra inmaculada quiere decir aquello que no tiene mancha, y en ese sentido todos nosotros estamos llamados a ser inmaculados. San Pablo nos lo recuerda que hemos de ser inmaculados, por la presencia de Cristo, por el amor y esa es nuestra vocación, “Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor”. La vocación de María es la misma vocación de la Iglesia, del pueblo de Dios, ella va delante de nosotros, ella va marcando el camino, es muestra guía, nuestra esperanza porque nos trae a Aquél en quien ponemos nuestras esperanzas ante todas estas crisis que nos atenazan.
Los textos de hoy nos recuerdan por qué María es Inmaculada, y como en la alegría de este misterio, estamos todos incorporados. El evangelio en particular trae esa frase central, esa frase que dijo el Ángel, el mensajero del amor de Dios para María “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios”, es decir, aquella en la cual se manifiesta, y en la cual se realiza plenamente el misterio de la misericordia y del poder de Dios. En ese sentido llamar a María llena de gracia es llamarla evangelio, evangelio realizado, evangelio en su plenitud, evangelio fresco, María huele a gracia, huele a evangelio, que trae la novedad de la presencia de Jesucristo, de nuestro Señor.
Recordemos, y esa es nuestra vocación, que hemos sido llamados a ser inmaculados. Por la intercesión y compañía de María, sigamos avanzando en este Adviento porque al fin y al cabo toda nuestra vida es Adviento, y como decía S. Agustín “… nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”
Feliz día de la Inmaculada.

Lc 1, 38

Inmaculada Concepción

Mañana martes 8 de diciembre, los cristianos celebramos la Inmaculada Concepcion.

Tendremos misa en la Parroquia a las 9:00h, 12:15h y a las 20:00h.

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava…»

Vigilia de la Inmaculada

Hoy lunes 7 de diciembre, tendremos misa a las 20:00 después celebraremos la Vigilia de la Inmaculada Concepción. La palabra vigilia procede del latín y significa estar despierto o en vela, María es el principal y mejor ejemplo de confianza en Dios.

«Bendita sea tu Pureza
                    y eternamente lo sea
                    pues todo un Dios se recrea
                    en tan graciosa belleza.
                    A Ti, Celestial princesa,
                    Virgen Sagrada, María,
                    yo te ofrezco en este día
                    alma, vida y corazón.
                    Mírame con compasión,
                    ¡no me dejes, Madre mía!«

Mañana, Inmaculada Concepción tendremos misa alas 9:00h, 12:15h y 20:00h.