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XXVIII Domingo Del Tiempo Ordinario

12/10/2025

El pasado domingo Jesús nos enseñaba acerca de la actitud de querer recibir méritos y reconocimientos por hacer lo que tenemos que hacer, nos enseñó a no llevar la contabilidad de nuestros méritos, y seguir trabajando con humildad y confianza. En este XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario nos instruye con otra enseñanza parecida, nos enseña a saber ser agradecidos ante Dios. Nos enseña también que la salvación no es solo para una elite o grupo particular, sino que es universal, como es el caso de Naamán y del samaritano, ambos sanados por la lepra, por lo que son agradecidos y dan gracias a Dios. Coindice en este domingo la fiesta del Pilar. Seguimos, como es habitual durante los domingos del mes de octubre, el rezo del Rosario de la Aurora y posterior misa de Alba.

La síntesis de las lecturas puede ser:  La primera lectura, del Segundo Libro de los Reyes, nos enseña que la salvación no solo es para los judíos sino para todos los hombres de cualquier raza, pueblo o nación, nos presenta la curación de Naamán, un militar sirio, que, curado de la lepra por el profeta Eliseo, se convirtió al único Dios verdadero, el Dios de Israel “Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel”. El salmo se hace eco de esta gratitud, la salvación de Dios llega también a los extranjeros, así cantamos en la antífona “El Señor revela a las naciones su salvación”.  S. Pablo en la segunda lectura, viene a decirnos que el que abre los ojos y el corazón reconoce que el Señor sale a nuestro encuentro ante situaciones dolorosas “si perseveramos, también reinaremos con Él” De manera análoga, el samaritano del Evangelio, sanado por Jesús, junto con otros, fue el único capaz de volver a Jesús dándole gracias; y esa fe le salvó “Levántate, vete; tu fe te ha salvado”.

En la lectura del Segundo Libro de los Reyes, pasaje del ciclo de Eliseo, sucesor del profeta Elías, leemos como un general extranjero, Naamán, que padecía lepra, obedece, aunque al principio le parece casi sin sentido, pues la orden del profeta que lo envía a bañarse siete veces en el Jordán, río insignificante comparado con los grandes ríos Tigris y el Éufrates, de donde procedía Naamán. Cumplió con lo que le mando Eliseo y quedo sano de la lepra, y expresó efusivamente su gratitud hacia el Dios de Eliseo, prometiendo que a partir de ese momento solo ofrecerá sacrificios a ese Dios que es el Único y Verdadero “porque tu servidor no ofrecerá ya holocausto ni sacrificio a otros dioses más que al Señor”. El salmo sigue en esta línea de dar gracias a Dios, porque expresa también la alegría y gratitud, porque la salvación también llega a los extranjeros “Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios”

La segunda lectura continúa con la segunda carta de Pablo a Timoteo, en esta ocasión nos viene a decir que hay que dar gracias por todo, incluso en las situaciones y circunstancias dolorosas, porque también en ellas viene la gracia de Dios e incluso mayor gracia que en circunstancias y situaciones gozosas. Con la fe sabemos que el Señor sale a nuestro encuentro en las ocasiones dolorosas y nos conforta. Pablo afirma que, para vivir con Cristo, es necesario morir con él “si morimos con él, también viviremos con él”, para alcanzar la salvación es preciso pasar por dificultades y sufrimientos, es la vida misma, Pablo nos dice: “si perseveramos, también reinaremos con él” Por eso cuando encontremos alguna dificultad, esta no debe ser motivo de tristeza completa, sino ocasión para abrir los ojos y reconocer que Dios no nos abandona, sino que nos manifiesta su amor y generosidad “Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos … Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús”

En el Evangelio Lucas nos vuelve a recordar que Jesús va camino de Jerusalén y nos narra el episodio de los diez leprosos. Jesús cura aun grupo de leprosos sin mirar si eran judíos o extranjeros. Jesús aparece atendiendo con la misma misericordia y entrega a propios y extraños. Jesús ha venido a salvar a todos.

Lo que nos cuenta el evangelio es que sana a diez leprosos que le piden compasión “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros” y que al menos uno de ellos es extranjero, es samaritano. De los diez sanados sólo uno, y precisamente el extranjero, se vuelve a dar gracias a Jesús “Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias” los otros nueve no regresan. No supieron valoran el detalle que suponía que alguien atendiera a unos leprosos, en contra de las costumbres de la época. El único que demuestra la gratitud es un extranjero, la queja de Jesús es explicable “los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?”

Jesús pone en evidencia la pobreza espiritual que tienen los miembros del pueblo elegido, que no demuestran ni fe, ni gratitud. Jesús cita a Naamán en otro texto del Evangelio, lo pone como modelo de un extranjero que sabe reconocer el don de Dios y dar gracias. Nosotros sin caer en la pobreza espiritual de aquellos miembros del pueblo elegido, participemos cada Domingo, día del Señor, de la Acción de Gracias, de la Eucaristía, pues en ella damos gracias a Dios por todo, por nuestras familias, por nuestro trabajo, salud… y también ponemos delante del Señor nuestras necesidades, y las de nuestros familiares.

Feliz domingo, día del Señor, y feliz semana.

XXVII Domingo Del Tiempo Ordinario

05/10/2025

 En los domingos anteriores, Jesús nos ha enseñado acerca del uso de las riquezas, en este XXVII Domingo del Tiempo Ordinario nos instruye sobre otras actitudes como la fe, la paciencia, la humildad, la sencillez y la confianza en Dios.

Una síntesis de las lecturas: El profeta Habacuc reclama al Señor angustiado que responda a su súplica “Hasta cuando, Señor, pediré auxilio sin que me oigas, te gritaré: ¡Violencia!, sin que me salves?”  Dios responderá y le enseñará que el justo vive por su fe. S. Pablo no anima a reavivar el don de Dios que se nos ha dado, a no olvidar dónde está nuestro fundamento y sobre que cimientos está edificada nuestra fe “No te avergüences del testimonio de nuestro Señor” En el Evangelio Jesús, nos habla de lo pequeño y del amor que no busca paga “Si tuvierais fe como un granito de mostaza …”

En primera lectura, el profeta Habacuc protesta ante Dios “Hasta cuando, Señor, pediré auxilio sin que me oigas …” El profeta está cansado de tantas violencias, desgracias, catástrofes, guerras.  ¿Cómo puede ser que Dios lo consienta? Una pregunta que sigue oyéndose hoy con frecuencia, pues nos encontramos ante situaciones parecidas, en nuestra sociedad parece que reina el desconcierto, violencia, desgracias, catástrofes, fuego, inundaciones, guerras olvidadas y no tan olvidadas como la de Ucrania y Gaza. Por aquellos entonces el pueblo judío, que ha escapado del imperio de los asirios, ahora vive el comienzo del imperio babilónico que será el terror de los israelitas, salen de guatemala para entrar en Guatepeor “¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar opresiones? ¿Por qué pones ante mí destrucción y violencia, y surgen disputas y se alzan contiendas?” Pero la respuesta de Dios invita a tener paciencia, a respetar los tiempos y ritmos de la historia, y a tener confianza “Escribe la visión y grábala en tablillas, que se lea de corrido … pues llegará y no tardará” El justo se fía de dios y le es fiel en su vida, “el justo por su fe vivirá” aunque no entienda muchas cosas, ni los planes de salvación de Dios. Al profeta no se le da la respuesta completa, pero se le pide confianza y fe.

La segunda lectura, de la segunda carta de Pablo a Timoteo, viene a ser como el testamento espiritual que le dirige Pablo a Timoteo desde la cárcel. Timoteo es el responsable de la comunidad, y tiene una misión que no es nada fácil a la que Pablo llama con palabras parecidas: los duros trabajos del Evangelio, “toma parte en los padecimientos por el Evangelio” e invita a Timoteo a no tener miedo por dar la cara por Nuestro Señor “No te avergüences del testimonio de Nuestro Señor” Pero para esto es necesario reavivar el fuego de la gracia de Dios que recibió con la imposición de manos y que nosotros también hemos recibido. Nuestro espíritu no debe ser cobarde “Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza”. Estas son unas cualidades muy necesarias no solo en los que tiene la responsabilidad de la comunidad, sino de todos los miembros de la comunidad que han de ser fieles a su identidad en medio de nuestra sociedad.

El evangelio muestra una enseñanza que tiene lugar en esta ocasión a consecuencia de una intervención de sus discípulos “auméntanos la fe” Jesús nos invita a ser humildes, a purificar las intenciones y las motivaciones de nuestro trabajo. Se trata de una lectura que viene muy bien ahora para el el inicio del curso pastoral.

 Jesús pone el ejemplo de un criado que ha trabajo todo el día que vuelve a casa fatigado y cansado del duro trabajo, y aún así se le pide que siga trabajando. Según la mentalidad en tiempos de Jesús, el amo o señor del criado, tiene derecho a hacerlo. Por eso el amo no invita al criado a que se siente en la mesa, todo lo contrario, lo pone a que le sirva la mesa, y por último, cuando acabe con todo, ya tendrá tiempo el criado de alimentarse y descansar.

 Este ejemplo que usa Jesús puede parecernos desconcertante, pues parece que Jesús defiende una actitud tiránica del amo con el esclavo, pues cuando vuelve el criado de un día duro de trabajo, el amo aún le exige que siga trabajando. Jesús no habla de relaciones laborales, ni alaba al que explota al esclavo. Lo que trata es de subrayar la actitud de sus discípulos antes Dios, que no tiene que ser como la de los autosuficientes, que se presentan ante Dios como exigiendo el premio, sino la actitud de humildad, de los que después de haber trabajado, no se dan importancia y son capaces de decir “somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”

Esta situación es más común de lo que pudiera parecer, pues tanto en nuestra relación con Dios, como en nuestro trabajo laboral, eclesial, pastoral, familiar, tenemos la tendencia espontánea e inconsciente, a pasar factura por todo lo que hacemos. Jesús nos dice que no nos presentemos ante Dios y los demás exhibiendo una lista de derechos y méritos, sino con humildad y sencillez. Los cristianos hemos de hacer el bien gratuitamente y con amor “hemos hecho lo que teníamos que hacer”, pues la salvación no se consigue a base de méritos, como si se tratara de una meritocracia, donde dan premio y reconocimiento a las personas que hacen lo que tiene que hacer. La salvación es gratuita, es don de Dios. Si hemos recibido gratis dones de Dios, es justo que demos gratis, sin esperar que nadie nos alabe ni nos aplauda.

Feliz domingo día del Señor y feliz semana.