20/03/2023
La Iglesia, traslada la celebración de la solemnidad de S. José como esposo de la Virgen María, este lunes al coincidir con el Cuarto domingo de Cuaresma. Marzo, es un mes muy especial, en medio del tiempo de Cuaresma encontramos dos grandes solemnidades, San José y la Anunciación/Encarnación, que rompen con el carácter penitencial de la Cuaresma, y que están prácticamente entorno al Cuarto Domingo de Cuaresma, que es llamado de Laetare, de la Alegría.
Ambas fiestas tienen elementos en común, el anuncio dirigido a ambos, en Mateo va dirigido a José, y en Lucas, texto que leeremos en la solemnidad de la Encarnación/Anunciación, va dirigido a maría. En ambos se lleva a cabo por medio de un Ángel, un mensajero de Dios: el nacimiento de Jesús a María por el Ángel Gabriel, y en sueños un Ángel del Señor anuncia a José.
Leemos en el evangelio “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados” Otros elementos que tienen en común es la respuesta, el fíat, el sí de María, a los planes de Dios: “…hágase en mi según tu palabra…” mientras que, de José, del sí de José, del fíat de José, dice el evangelio que obedeció, que hizo tal como dijo el Ángel del Señor. Y el “no temas”, frase que en la Biblia se repite muchas veces, dirigida hacia las personas que Dios elige para sus grandes obras, en este caso el dirigido a José para acoger a María, y el de María ante el saludo del Ángel. De gran importancia es el hecho de poner nombre, mientras a María le dice le llamarás Jesús, a José le dice le pondrás por nombre Jesús que significa Dios salva.
José se convierte en verdadero padre de Jesús, aunque no es su progenitor, llegar a ser progenitor es algo fácil y es cuestión de unos momentos, pero llegar a ser padre o madre hace falta toda una vida. Poner o dar nombre en la ley y sociedad judía de esa época es más importante que ser padre biológico, es sinónimo de pertenencia, pues es el que se hace cargo de la educación, crecimiento del niño, es el responsable del niño.
Debemos de imaginar los que supuso para José el conflicto interno entre tener que denunciar a María, la parte legal, institucional; y el amor que tiene por su futura esposa que no quiere perder. Un conflicto entre lo legal o institucional y lo afectivo, que se resuelve, como no puede ser de otra manera con el amor, anteponiendo lo afectivo a lo legal e institucional. José prefiere el amor a María que su propia reputación y honor e incluso podríamos decir de renuncia a su propia descendencia, y esta es la grandeza de José, pues el amor siempre es más fuerte.
La historia de la humanidad, nuestras vidas y el proyecto del Señor no son realidades separadas e incomunicadas, pues Enmanuel, Dios con nosotros, ha entrado en la historia por medio del poder del Espíritu Santo, el consentimiento de María, el fiat de María y la paternidad legal de José. Es el acontecimiento que cambió de forma irrevocable el destino de la humanidad. Jesús sigue siendo para siempre el Enmanuel, está con nosotros hasta el fin de los tiempos.
José y María tienen mucho que decirnos en Cuaresma, pues ellos con escucha y su sí generoso de corazón nos invitan en este camino hacia Dios, hacia la Pascua, al encuentro con el Señor Resucitado, nos invitan a la conversión, a hacer la voluntad de Dios y poner toda nuestra confianza en el Señor.
Que San José que interceda por nosotros y nos ayude a caminar hacia la Pascua en este tiempo de Cuaresma.
Feliz día de San José.