21/05/2023
Séptimo domingo de Pascua, Domingo de la Ascensión del Señor, solemnidad que expresa la exaltación y glorificación de Jesús, como contraposición de su humillación en la pasión y la muerte en la cruz. Jesús, que vino del Padre, una vez acabada su vida en la tierra vuelve al Padre. La partida y Ascensión de Jesús no entristece a los discípulos, pues les dijo, como tuvimos ocasión de oír el domingo pasado, que no los dejaría huérfanos, les anunció la promesa del Espíritu Santo; y hoy además añade una tarea: ser sus testigos hasta los confines del mundo.
La síntesis de las lecturas puede quedar de esta manera: El libro de los Hechos de los Apóstoles relata la escena de la Ascensión del Señor “fue llevado al cielo” y la misión del envío a ser sus testigos “seréis mis testigos […] hasta el confín de la tierra” En el salmo el pueblo se dirige en procesión hacia el templo de Jerusalén, entre palmas y gritos de alegría que nosotros proclamamos hoy confesando a Jesús resucitado y exaltado “Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.” La segunda lectura de la carta de S. Pablo a los Efesios, nos ayuda a comprender la fiesta de hoy, se centra sobre el triunfo “está sentado a la derecha de Dios, por encima de todo y de todos” El evangelio nos relata, que Jesús anuncia, lo mismo que en la primera lectura, la misión de anunciar el Evangelio a todos los pueblos y que estará con nosotros hasta el final de los tiempos “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos”
La primera lectura, el relato de la escena de la Ascensión, coincide con el final del evangelio de Lucas, autor también de los Hechos. Es el único autor que nos reata esta escena de la Ascensión y por dos veces, en sus dos escritos. Y por tanto hay una serie de elementos que se repiten en los dos textos: Jesús como protagonista que asciende al cielo y la promesa del Padre que enviará al Espíritu Santo, aunque al final del evangelio no lo dice tan explícitamente como en Hechos. La Ascensión supone el fin de las manifestaciones de Jesús tras la resurrección. Es su última manifestación a los apóstoles, y lo hace subiendo al cielo.
Se trata de un comienzo en Jerusalén, corazón del judaísmo que entronca a la nueva comunidad con el pueblo elegido de Dios. El Reino de Dios sigue anunciándose fuera de Jerusalén y Galilea, salta las fronteras y se introduce en las tierras de Samaría donde fructificará el Evangelio y así hasta los confines del mundo “seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra.” Jesús les pide que no se alejen de Jerusalén “aguardad que se cumpla la promesa del Padre” con lo que el texto nos introduce desde ya en la preparación de la fiesta de la venida del Espíritu Santo, Pentecostés, solemnidad que celebraremos la próxima semana.
La segunda lectura es muy interesante para comprender la fiesta de la Ascensión del Señor, no habla directamente de la ascensión de Jesús al cielo, pero carga todas las tintas hablando del triunfo “está sentado a la derecha de Dios” palabras que recitamos en el Credo y que predicaron los apóstoles. Es la manifestación visible del triunfo del crucificado: aquel, a quien todos pudieron verle crucificado, ahora, coronado de gloría, está en el cielo, como juez y señor de todo lo creado.
En el evangelio, Jesús se reúne con los once en Galilea, la tierra de los gentiles, campo de misión de Jesús. allí los discípulos escucharon la primera llamada, la vocación, al seguimiento y fueron testigos de la misericordia de Jesús hacia los enfermos y abatidos. Ahora Jesús Resucitado les va a conceder mayor protagonismo en su obra evangelizadora, y los devuelve a su vida cotidiana, donde tendrán que vivir desde los aprendido del Señor
Encontramos dos actitudes de los discípulos, primero la duda caracterizó algunos momentos del discipulado, por ejemplo, los Doce elegidos quedaron en Once. Segundo, la postración o adoración la vemos en ciertos momentos del evangelio, ahora los discípulos, que están todavía en camino, se mueven entre la duda y la adoración, porque su fe aún necesita madurar “Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron”. Sin embargo, Jesús antes estas actitudes no les reprocha su fallos y abandonos, todo lo contrario, se acerca a ellos y los invita de manera imperativa a la misión “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” la evangelización de toda la humanidad. Pero para esta tarea no estuvieron solos, ni nosotros hoy tampoco lo estamos, pues el estará siempre con nosotros hasta el final “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”
Feliz domingo y feliz semana.