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FESTIVIDAD SAN JUAN

Este miércoles 24 de junio festividad de San Juan, la misa será a las 20:30. Es un año atípico, muy diferente a otros años, pero siempre será celebrado con la misma intensidad, fervor y esperanza.

Como todos sabemos, en la Eucaristía seguimos cumpliendo con las medidas de protección higiénicas y de distanciamiento social.

Un abrazo

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INVITACIÓN a las EUCARISTÍAS presenciales

Es verdad que seguimos viviendo en un tiempo difícil, debido a las enfermedades, por haber perdido un ser querido, por estar pasando por una dificultad económica o también laboral, y por tantas otras. Pero sabemos que…

Dios está siempre con nosotros, y más en los momentos complicados comos los de ahora, a nuestro lado, acompañándonos, guiándonos y fortaleciéndonos.

En estos dos últimos meses, hemos vivido nuestra Fe de manera diferente. Hemos crecido en solidaridad, en compasión por el hermano necesitado, crecido en oración personal y también en una vivencia de la Eucaristía, en nuestras casas a través de la televisión o redes sociales. Pero eso, no ha mermado que la hayamos vivido en comunión, aunque no hayamos estado juntos.

Por fin llegó el momento de volvernos a juntar físicamente en nuestras misas dominicales, recuperamos las celebraciones del domingo y por eso os invito a venir, aunque por nuestra seguridad tenemos que respetar una serie de medidas de protección:

  • Llevaremos puesta la mascarilla.
  • Nos sentaremos en los extremos del banco, sólo 2 por banco, a no ser que viváis en la misa casa
  • Lavarnos las manos al entrar y al salir con gel hidroalcohólico que está situado en la entrada de la parroquia, junto a las pilas.
  • La Comunión se hará en una única fila por el pasillo central y respetando la distancia de seguridad.
  • La forma de comulgar siempre en la mano.
  • La paz la daremos con la mirada, una mirada de bondad, de transparencia, sin tocarnos.
  • No tocaremos a las imágenes.
  • El aforo es 1/3 de la capacidad, 133 personas.
  • No nos agruparemos ni al entrar ni al salir del templo.

Recuerda que si aún no crees que sea el momento de volver al templo, por una salud aún debilitada, por la edad, o cualquier otra circunstancias, estáis dispensado de venir, podéis seguir la Eucaristía por cualquier otro medio.

También comentaros que si necesitáis que os lleve la comunión a casa, por supuesto, con las medidas de seguridad, me lo decís, que allí iré.

Escuchemos al Maestro, para que Él nos fortalezca en nuestra misión para llevar al mundo el Evangelio y construir el Reino de Dios.

Nos vemos el domingo, hermanos, hasta entonces, un fuerte abrazo,

Vuestro Párroco, Reinaldo

MISA POR LOS DIFUNTOS

Este próximo sábado, día 18 de abril, se va a celebrar una Eucaristía por todos los difuntos que no han podido ser despedidos, como sus más allegados hubieran deseado.

Como podéis suponer, la misa será como siempre a las 8 de la tarde y a puerta cerrada, aunque se podrá seguir en directo por la página de Facebook de la parroquia.

Todos podemos participar rezando desde casa. No sabemos si vamos a poder nombrar a las personas fallecidas, pero si alguien quiere dar el nombre del familiar o persona allegada que haya fallecido en este periodo de confinamiento y no haya podido ser despedida en estos días tan difíciles para todos, que lo haga enviando un correo a:

alhaurindelatorre@diocesismalaga.es

Un abrazo, Dios os bendiga

Vuestro párroco

hORARIO DE CELEBRACIONES

En este tiempo de Semana Santa, nuestro párroco sigue celebrando, aunque a puertas cerradas, todas las celebraciones litúrgicas.

Estos son los horarios, para que desde casa, todos unidos podamos acompañar a Jesucristo en su pasión, muerte en la Cruz y resurrección.

DOMINGO DE RAMOS Misa a las 8 de la tarde.

MIÉRCOLES SANTO Santo viacrucis a las 7 de la tarde.

JUEVES SANTO Misa de la cena del Señor, a las 5 de la tarde,
a las 22:30, Hora Santa.

VIERNES SANTO Celebración de la muerte de Jesús a las 5 de la tarde.

SÁBADO SANTO Vigilia Pascual , a las 23 horas.

3 TRIDUO DE COFRADÍAS Y HERMANDADES

En nuestro tercer día de triduo en la lectura del libro de la Sabiduría nos expone los sentimientos y actitudes de los impíos, de los que no tienen fe. Se comprende que la vida de los que tienen fe les resulte incómoda, no solo porque es muy distinta de la suya, sino porque se sienten interpelados por ella.
El punto clave es que los que tienen fe se glorían y se alegran de tener a Dios por Padre, se alegran en el Señor, y cuentan con Él en todos los momentos de la vida. Mientras, los que no tienen fe se marcan el reto de someter al que tiene fe a una prueba: Si Dios está con él lo salvará y probará la bondad de su vida. Son las preguntas que nos pueden hacer hoy ante la situación que padecemos para probarnos: ¿dónde está tu Dios? ¿done el Señor de la Paz y el Amor, donde el Nazareno con su cruz a cuesta, donde el crucificado de la Vera Cruz? ¿Qué hace María de la Esperanza, de los Dolores o de la Soledad? ¿Por qué Dios permite esto? Y otras similares.
Es fácil ver en estas palabras, del Libro de la Sabiduría, la muerte de Cristo y su resurrección, libro que fue escrito hacia la mitad del siglo I antes de Cristo. Los judíos, principalmente sus autoridades, tratan de matar a Jesús. Su evangelio es muy diferente a lo expuesto por las autoridades religiosas del pueblo judío y los pone en evidencia más de una vez. Piensan que Jesús quiere destruir la religión judía de siempre, la que les ha sido transmitida por los patriarcas y profetas. Los jefes religiosos consiguen condenarle y matarle, clavándole en la cruz como a un maldito.
Es en el Calvario donde se consuma la crisis de que hablábamos ayer, primero Jesús es aclamado con júbilo y alegría, agitando palmas y ramos de olivos, como rey de los judíos. Pero su Evangelio no es el esperado, la misma masa que lo aclamaba le condena gritando: ¡Crucifícalo! El fracaso se hace patente, sus discípulos lo han abandonado, tan solo en la escena del Calvario encontramos al Cristo de la Vera Cruz crucificado, y junto a Él, a los pies de la cruz, a su Madre la Virgen de la Soledad y al joven Juan el Evangelista. Allí, antes de morir Jesús, nos entrega a María como madre. Si el primer día del triduo hablamos de la Encarnación, Dios hecho hombre, ahora en este aparente fracaso todos y cada uno de los hombres somos elevados al corazón de Dios.
Pero Dios Padre estaba con Él, “A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo… porque procedo de Él y Él me ha enviado”, y lo resucitó al tercer día, no se acaba y se agota todo en el fracaso, este es motivo de nuestro gozo y nuestra alegría, la cruz es un paso hacia la Resurrección. Somos unos privilegiados de tener a Dios por Padre, somos agraciados y afortunados al tener la fuerza de Dios que nos ayuda a llevar estos momentos tan difíciles que nos ha tocado vivir.
Pisamos al Cristo de la Vera-Cruz que nos ayude en estos momentos, y que su Madre y nuestra Madre la Virgen de la Soledad interceda por nosotros, y nos acoja bajo su amparo, aparte de nosotros todo peligro y todo mal.