
Continuamos con la reflexión sobre Patris Corde, Corazón de Padre. Reflexionamos “San José, padre en la obediencia” José fue llamado para servir a Dios mediante la paternidad. Bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre.
José andaba nervioso, descolocado, desconcertado, no alcanzaba a entender el embarazo de María.
No quería denunciarla públicamente, y decidió romper su compromiso en secreto. Si a hubiese denunciado, María hubiese sido lapidada. José se destaca por su enorme bondad, decidió abandonar a María en secreto, quiso quitarse de en medio. Esto le hubiese ocasionado quedar en muy mal lugar, imaginad esto en esa sociedad judía del siglo I, dejar a una joven mujer embarazada y abandonarla. Preferío quedar mal y salvaguardar la vida de María y del Niño aún no nacido.
En el primer sueño, los sueños en la Biblia y en los pueblos de la antigüedad, eran considerados uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad, el ángel lo sacó de dudas: “No temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella proviene del Espíritu Santo.” Al despertar del sueño José responde, obedece, se hace cargo de María.

En el segundo sueño el ángel ordenó a José: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y huye a Egipto; quédate allí hasta que te avise”. José no lo dudó un instante, obedeció y marcho con María y el Niño a Egipto. Llegado el momento y avisado en sueños, obedeció y regresó junto con María y el Niño Jesús.
Durante el regreso, avisado nuevamente en sueños “al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá y, avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea”, José nuevamente obedece.
San Lucas resalta que los padres de Jesús obedecieron todas las prescripciones y ritos de la ley: la circuncisión de Jesús, la purificación de María, la presentación del primogénito a Dios. En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su fiat, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.