En este decimotercer domingo del tiempo ordinario habría que destacar la excelencia, vivimos en una sociedad donde se habla de excelencia empresarial, educacional, profesional … y precisamente hoy en la segunda lectura S. Pablo nos invita a ser excelentes en la caridad, a ser espléndidos y desmedidos en la caridad.
De las lecturas de este domingo podemos resumir, de la primera lectura que “Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser; más por envidia del diablo entró la muerte en el mundo.”

En el salmo, el hombre al sentirse salvado da gracias a Dios “Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre”
S. Pablo, en la segunda lectura, nos invita a la caridad, a tener manga ancha para la caridad, “Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba” El Hijo de Dios se hizohombre para vencer al pecado y a la muerte, cuando murió enla cruz y resucitó. Jesús en su vida pública, anunció esta victoriacuando resucitaba a los muertos, como es el caso del Evangelio de hoy,la resurrección de la hija de Jairo, al que pidió únicamenteque tuviera fe “No temas; basta que tengas fe” lo mismo con la mujer hemorroisa, le sana y le salva su fe.
El libro de la Sabiduría afirma que la muerte no es algo querido por Dios, sino que entró en el mundo por envidia del diablo “Dios no hizo la muerte ni se complace destruyendo a los vivos” Si tuviéramos que destacar algo propio del evangelio de Marcos es la constante lucha entre Jesús y Satanás. Precisamente en la lectura del pasaje del evangelio, de este domingo, es una victoria sobre el que introdujo la muerte en el mundo por envidia, este es el sentido de la resurrección de la hija de Jairo.
En la segunda lectura Pablo anima a los corintios a ayudar económicamente a la comunidad madre de Jerusalén presa de una gran hambruna y miseria que afectó a la zona del Mediterráneo y de manera más grave a la zona de Palestina. Para ello les recuerda el ejemplo de gran generosidad de Nuestro Señor Jesucristo:

“Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza”
Pablo nos invita a ser muy generosos, a ser espléndidos y tener manga ancha para la caridad “Lo mismo que sobresalís en todo – en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado -, sobresalid también en esta obra de caridad.” Este es un tema de gran actualidad en nuestros días y en nuestros entornos, la pandemia ha llevado a personas muy cercanas, a algunos de nuestros vecinos a pasarlo mal económicamente por la pérdida de sus empleos, los ertes …
En el evangelio leemos el relato de dos milagros, podíamos decir que es un dos en uno, comienza relatando un milagro, la resurrección de la hija de Jairo, y en medio se mete la sanación de la mujer hemorroisa. Comienza el relato con algo muy normal, un padre preocupado por su hija que está gravemente enferma, pero lo que destaca es la fe este padre, pues está convencido que Jesús la curará con ponerles las manos encima “impón las manos sobre ella para que se cure y viva”. Eso mismo era lo que pensaba la gente, así lo cuenta Lucas en su evangelio “toda la gente intentaba tocarlo, porque salía de él una fuerza que curaba a todos” (Lc 6,9). Efectivamente los evangelios están llenos de relatos donde Jesús cura imponiendo las manos, poder que es concedido por Jesús a los discípulos. Los evangelios de Mateo y Juan son algo reacios a este procedimiento ya que podría causar la impresión de un poder mágico.

En la mujer hemorroisa encontramos un nuevo método de sanación, tocar el manto “Con solo tocarle el manto curaré” El manto o talit judío tiene cuatro puntas sobresalientes que representan las cuatro letras YHWH que son las letras de la palabra Dios.
La mujer entendía a la perfección lo que significaba el borde del manto de Jesús y pensaba que con tocar solamente este borde o fleco bastaría. Fue un tremendo acto de fe, pues significaba que la mujer estaba aferrándose al nombre de Dios.
Esto ocurre con mucha frecuencia entre muchas personas de nuestro entorno, que, ante momentos de debilidad, de crisis, de necesidad, necesidad de sanación de cualquier dolencia, se acercan a Jesús, se acercan a Dios, con un a fe sencilla y humilde se acercan a pedir sanación o remedio para su situación. Ocurría por aquel entonces, y ocurre hoy en nuestros días.
Feliz domingo y feliz semana.