25/12/2022
Feliz Navidad, una gran alegría llena nuestro corazón en este día, traemos hoy un bombazo, un notición, que es muy, pero que muy, muy fuerte: Dios se ha hecho hombre, se ha hecho Hijo del Hombre para que el hombre se haga hijo de Dios. Nos ha nacido un Salvador, el mesías, el Señor, el príncipe de la paz. Damos gracias a Dios por esta maravillosa noticia que aconteció en Belén. Nos adentramos hoy en el Misterio de la Navidad para el que nos hemos venido preparando durante las cuatro última semanas, durante el tiempo de Adviento, y así poder, como los pastores, ser portadores de la Buena Noticia, la mejor de todas ellas: Dios ha nacido en Belén. Vivamos y compartamos esta gran alegría.
Es tal la solemnidad de la Navidad que cuenta con cuatro misas, cada una con sus lecturas propias, aunque estas se pueden intercambiar según las necesidades pastorales: misa de vigilia o Vísperas, misa de media noche o Misa del Gallo, misa de la Aurora o misa de Pastores, y misa de Natividad o la misa propia de la Solemnidad de Navidad.
La misa de vigilia gira en torno a las promesas de Dios y el anuncio del nacimiento del Hijo, que aún no ha nacido, y en ella leemos la genealogía de Jesús, y el testimonio de S. Pablo sobre Cristo, Hijo de David.
En la misa de la media noche, o del Gallo, la más popular de todas, es el anuncio del nacimiento de Jesús en Belén de Judea por boca de Lucas, mientras tanto Isaías nos habla de que el pueblo que vive en la oscuridad ha visto una gran luz y la carta de san Pablo a Tito nos dice que el amor de Dios se ha revelado a todos los pueblos.
En la misa de la aurora, o de los Pastores, es la continuación de la misa del Gallo y del relato del nacimiento, tiene su centro en torno a la adoración de los pastores.
Y finalmente, en la misa del día de Navidad, Solemnidad de Navidad, leemos el prólogo del evangelio de san Juan, que afirma: “la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”. Gira entorno a la preexistencia de Cristo, Palabra y Luz eternas. El resto de las lecturas nos hablan de la salvación de Dios, que si anteriormente los había hecho por medio de los padres y los profetas, ahora nos habla en su propia persona, en la persona del Hijo.
En la misa de Natividad, el profeta Isaías invitándonos a la esperanza porque Dios “mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que proclama la justicia” y nos induce a cantar porque “el Señor ha consolado a su pueblo” y que la salvación de Dios se extiende a todo ser humano, a toda nación y a todo pueblo. En el salmo proclamamos la salvación de Dios, que se extiende hasta todos los confines de la tierra “Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios”, porque su Encarnación en este mundo es una Buena Noticia, Evangelio, para toda la humanidad. En la carta a los Hebreos, en la plenitud de los tiempos, Dios habla por medio de su Hijo, es el mismo quien nos habla, el mismo nos visita, nos redime, “En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo”.
En el Evangelio, el prólogo del Evangelio de Juan, la Palabra ya existía y la Palabra es Dios mismo, por él fueron creadas todas las cosas, se hizo carne y acampó entre nosotros: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria”. Pues unámonos a los coros celestiales y juntos cantemos con una misma voz el Gloria en excelsis Deo: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”
Ya resuena melodiosa
La Angélica legión
Con la nueva venturosa
Por los valles, la canción
Gloria in excelsis Deo,
Gloria in excelsis Deo.
Es la alegre bienvenida
Del caudillo de Israel,
Que desciende a dar la vida
Y la Paz al pueblo fiel.
Gloria in excelsis Deo,
Gloria in excelsis Deo.
Aunque débil hoy se muestra
En profunda humillación,
Él sostiene con su diestra
De los orbes la extensión.
Gloria in excelsis Deo,
Gloria in excelsis Deo.
En Belén, Dios se ha hecho hombre, nació como niño en Él vemos el rostro de la misericordia del Padre y todo el resplandor de su Gloria. Nació como uno de tantos, creciendo como uno más, Palabra de Dios hecha carne, que trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre y que viene a iluminar nuestras oscuridades con su Luz, la cual da sentido a nuestras vidas y llena de esperanza nuestros corazones.
Que Nuestro Señor constantemente nazca en nuestros corazones, acojámoslo en el pesebre de nuestro corazón con alegría y confianza para recibir el mejor don que podemos recibir: ser hijos de Dios.
Feliz domingo día del Señor, Feliz Navidad y un fuerte abrazo.