VII Domingo Del Tiempo Ordinario

19/02/2023

Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario Nuestra comunidad celebró el pasado viernes el día del ayuno voluntario, durante la cual contamos con un testimonio de primera mano el de Virginia Alfaro misionera en Angola. Nos encontramos ya muy próximos a la cuaresma, la cual comenzaremos el próximo miércoles 22 de febrero, miércoles de cenizas, donde daremos comienzo al tiempo en que acompañamos a Jesús camino a su Pascua.

La síntesis de las lecturas puede quedar de esta manera: la primera lectura, sacada del libro del Levítico, contiene un conjunto de normas y ritos destinados a que todo el pueblo de Israel recuerde su llamada a la santidad, el llamado Código de Santidad. Santidad que se vincula con nuestra relación con el hermano “No odiarás de corazón a tu hermano” El salmo es un canto a la misericordia, compasión y clemencia de Dios “El Señor es compasivo y misericordioso” La segunda lectura, de la primera carta del apóstol S. Pablo a los Corintios, nos habla del mundo nuevo que propone Dios a través de Cristo, el cual es la meta misericordiosa del Padre Celestial “Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios”  El evangelio sigue con las enseñanzas de Jesús, en esta ocasión la dedica a la caridad fraterna pidiendo algo extraordinario “amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen”

La primera lectura inserta, en lo que se conoce como el Código de Santidad del libro del Levítico, la lectura de este domingo que pone a Dios mismo como modelo de nuestra actuación “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo” y aplica este ejemplo que Dios nos da a la relación con los hermanos, el amor al prójimo, regla de oro, que sigue siendo mandamiento fundamental para el cristiano, “amarás a tu prójimo como a ti mismo” El salmo insiste en el modelo que representa Dios para los creyentes, presenta un retrato muy vivo y positivo de Dios “El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia”

San Pablo, en la segunda lectura, de su primera carta a los Corintios, sigue comentando lo doloroso y lo escandaloso de las divisiones para una comunidad, la comunidad es templo de Dios y en ella habita el Espíritu Santo, y las divisiones destruyen ese templo “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” También sigue hablando a los griegos, que son conocidos por su prudencia y su sabiduría, y nos alerta de que poner toda la confianza en la sabiduría humana, sabiduría según este mundo, con la cual no llega a ninguna parte. Al depositar toda la confianza en la sabiduría humana es cuando se producen las divisiones y los cismas: unos de Pablo, otros de Apolo, otros de Pedro “La sabiduría de este mundo es necedad ante Dios” Nosotros como cristianos debemos buscar la sabiduría de Dios, haciéndonos necios según este mundo para ser sabios según Dios y entonces si que será “Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios”

El Evangelio continua dentro de las enseñanzas del Sermón del Monte, en este domingo, Jesús, recoge el Código de Santidad del Levítico “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo” pero superándolo como ya hizo el domingo anterior con la prohibición de matar, de cometer adulterio y de jurar en falso. En esta ocasión basa su enseñanza en el amor al prójimo. Nos invita a renunciar a todo tipo de violencia para vengar las ofensas, a renunciar a aquella famosa ley del Talión “Ojo por ojo, diente por diente”. Lleva el mandamiento del amor al prójimo mucho más allá, nos instruye en que amar no es solo amar a los que nos aman, sino que nos dice que amemos incluso a los enemigos “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos”. Jesús nos alecciona a que seamos perfectos y misericordiosos, a ser verdadera hijos del Padre, a ser su imagen y semejanza de Dios, para lo que se sirve del Código de Santidad del Levítico “Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”

Seamos testigos de los valores del Reino, que nuestra Madre, María, interceda y nos asista en nuestro testimonio como discípulos de Jesús, capaces de amar incluso a nuestros enemigos.

Feliz Domingo día del Señor y feliz semana.

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