22/02/2023
Iniciamos el tiempo litúrgico de Cuaresma, el cual comenzamos con la imposición de la ceniza, es un tiempo en el que caminaremos preparándonos día tras día para la gran fiesta de la Pascua. Las lecturas de este día dan las pautas a seguir y para vivir todo este período que se apoya y se centra en tres pilares: ayuno, limosna y oración.
La síntesis de las lecturas las lecturas de este día nos indican e invitan a las prácticas del tiempo cuaresmal que son: el ayuno, la limosna y la oración. El profeta Joel nos llama al ayuno y la penitencia “Rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos, y convertíos al Señor vuestro Dios”. El salmo 50, el Miserere, da a este día inaugural dela Cuaresma un tono penitencial por excelencia y en que pecador implora a Dios que le perdone “Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa” San Pablo nos exhorta a reconciliarnos con Dios “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios” El Evangelio, Jesús nos da instrucciones de cómo practicar la justicia, Dios que ve en lo secreto “Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” , y de cómo realizar bien el ayuno, la oración y la limosna.
La primera lectura de hoy, nos dibuja un claro acto penitencial comunitario: “tocad la trompeta”, “proclamad el ayuno”, convocad a la asamblea”, “reunid a los ancianos, jóvenes y niños”, “entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes… y digan: perdona Señor a tu pueblo” El profeta Joel nos invita a la conversión “Convertíos a mí de todo corazón” exhortándonos a un arrepentimiento de corazón. Es una llamada a una profunda conversión sincera y no superficial. Es una conversión a la que todos estamos llamados de manera muy especial en este tiempo de Cuaresma. Nos convoca a la reconciliación, a buscar a Dios, a regresar, a abandonar el camino que nos ha alejado de él y retornar con un corazón arrepentido, confiando en Dios que es compasivo y misericordioso.
El salmo que hoy cantamos nos propone lo que debe ser parte de nuestra oración diaria “Por tu inmensa compasión borra mi culpa, crea en mí un corazón puro y devuélveme la alegría de tu salvación”, pero más en este tiempo de Cuaresma, pues “Es tiempo favorable, ahora es día de salvación”, como nos confirma San Pablo en la segunda lectura.
San Pablo recuerda a la comunidad de Corinto que él es solo un enviado de Dios, pero que, en el Nombre de Cristo, les pide que se reconcilien con Dios “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”. Ahora, a través de la Iglesia, es Dios mismo quien nos llama a la conversión, a la reconciliación. Y San Pablo nos aclara que esa reconciliación no es para mañana, es para ahora “mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación”.
El judío observante de la ley tenía mucho cuidado en cumplir las tres obras de misericordia previstas en la ley de Moisés: limosna, oración y ayuno. El problema es que, en tiempos de Jesús, estas tres obras se realizaban con demasiada pompa, al son de la trompeta, para ser alabados por ser fieles cumplidores, “cumplo y miento”, es decir puro formalismo exterior. Jesús nos instruye “Tú, en cambio […]”, que nos invita hoy a redescubrir estas tres obras de misericordia, viviéndolas de manera más profunda, no por amor propio, sino por amor a Dios, y no solo durante la Cuaresma, aunque sí deban acentuarse en este tiempo, pues son obras que nos ayudan mucho para nuestra conversión en todo tiempo.
Nuestro párroco Reinaldo nos recuerda cada vez que llega la Cuaresma que el color morado es signo o aviso de que estamos en obras, en reforma, de reforma de nuestros corazones. En las obras y reformas los obreros necesitan de materiales, un lugar de trabajo y equipos de protección individual, los llamados EPI´s para prevenir accidentes laborales. Los obreros somos nosotros, el material la Palabra que cala en nuestros corazones y el mundo, nuestra sociedad, es el lugar de trabajo donde debe calar también esa Palabra con la Evangelización. El ayuno, es una de esas protecciones que nos aleja de todo aquello que nos impide “amar a Dios y al prójimo como a uno mismo”, manteniéndonos firmes en la Fe sin despistes, dándonos la libertad para discernir en cada momento que es lo importante; la oración, es la protección que nos mantiene en relación y nos hace encontrarnos con Dios, es como la línea de vida para trabajos en altura, nos mantiene siempre agarrados a la Esperanza; la limosna es otro de esos equipos de protección que nos protege del egoísmo, nos hace justos y nos sumergen en la Caridad, en el amor a los hermanos e incluso a los enemigos.
Pidamos al Señor y por la intercesión de María, nuestra reconversión, hacer realidad “Tú, en cambio cuando hagas limosna, ores o hagas oración, no lo hagas para los hombres sino para Dios”
Feliz inicio de cuaresma.