II Domingo De Cuaresma

13/02/2022

En el segundo Domingo de Cuaresma escuchamos cada año la escena de la Transfiguración, la revelación solemne de Jesús como Hijo de Dios, como Hijo predilecto. Nada más comenzar la Cuaresma, camino de la cruz, hacia la pasión y muerte de Nuestro Señor, ya se nos propone el final de este camino: la Pascua, la glorificación del Señor, asegurándonos que el camino de la cruz termina con la victoria sobre la muerte. Esto nos sitúa ante la fuerza de la fe para dejar transformar nuestros corazones poniendo nuestra esperanza en el plan de Dios que se realizará plenamente en la Pascua.

Una breve síntesis de todas las lecturas podía quedar así: En la primera, Abrahán responde de forma decidida e inmediata a la voz de Dios, dando comienzo a una alianza que tendrá su plenitud en Jesucristo. Por medio de Él, la bendición prometida a Abrahán abrazará a toda la Tierra “en ti serán benditas todas las familias de la tierra”. El salmo, es un magnifico himno que proclama que el amor y la misericordia de Dios han descendido alcanzando a todo el mundo “su misericordia llena la tierra”. La segunda lectura, Pablo exhorta Timoteo para que sea fiel a la llamada, a la misión y que afronte con valentía las dificultades que les pueda sobrevenir a causa del Evangelio “Toma parte en los padecimientos por el Evangelio”. En el evangelio proclamamos la Transfiguración, la voz del cielo confirma a Jesús como su Hijo amado “Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco, escuchadlo”

En la primera lectura, del libro del Génesis, vocación de Abrahán con el que Dios inicia un pacto “Sal de tu tierra, de tu casa y de la casa de tu padre a la tierra que te mostrará. Haré de ti una gran nación”, le anuncia la doble promesa: descendencia y tierra. Abrahán es un anciano pastor trashumante, al que Dios bendice, se le revela como Dios de la historia, que se compromete con el hombre, con toda la humanidad.   Abrahán es bendecido por Dios. Bendición que cantamos en el salmo “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti” entendiendo que el Señor tiene puestos los ojos en nosotros, en los que le temen, en los que le aman “él es nuestro auxilio y escudo”

La segunda lectura, de la segunda carta que dirige San Pablo a Timoteo, Pablo aplica la vocación de Abrahán, y su respuesta de fe, a los cristianos, en concreto a Timoteo como uno de sus discípulos predilectos, a quien dirige esta carta especie de testamento espiritual. Dios nos ha llamado a todos a una vida santa según las fuerzas que Dios nos da “Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa”. La llamada no se produce por nuestros méritos, sino que, en un don de Dios, es pura gracia. Lo cual no significa que en el camino se presenten dificultades y padecimientos en el duro trabajo del anuncio del Evangelio “Toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios”

El evangelio nos cuenta la transformación que experimentó Jesús delante de tres de sus discípulos más cercanos: Pedro, Santiago y Juan. Suben a un monte alto, identificado por la Tradición como el Tabor, la montaña es morada o lugar de la revelación de Dios, y allí “Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol”

Jesús está acompañado por Moisés y Elías, y conversaba con ellos “De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él”. Estos personajes son como la representación de la Ley y los profetas del Antiguo Testamento, ambos gozaron de la visión de la gloria de Dios en el monte y ambos experimentaron en sus vidas el número simbólico de cuarenta. Moisés cuarenta días en el monte Horeb, o monte Sinaí, o monte del Señor donde Dios se le revela y le entrega las tablas de la Ley, y Elías cuarenta días de viaje hacia el mismo monte refugiándose en una cueva, pues el pueblo había quebrantado la Ley y matado a los profetas, solo quedaba Elías. También nosotros caminamos, durante los cuarenta días de la cuaresma, desde el Miércoles de Ceniza hasta antes de la celebración de la Cena del Señor, Jueves Santo, caminamos acompañados de Jesús hacia su Pasión, Muerte que son garantía de su victoria, de su Resurrección.  

En el monte se produce una visión, la transformación de las vestiduras de Jesús, una luz que es símbolo de la gloria de Jesús. La reacción de Pedro, Santiago y Juan, es de enorme alegría, y luego de susto al verse envueltos en la nube. El momento culminante es la teofanía que sale de la nube luminosa “una voz desde la nube”, nube y tienda evocan a la Tienda del Encuentro, donde Dios conversaba con Moisés durante su periplo, de cuarenta años de peregrinar por el desierto. A esta montaña no tiene acceso todo el pueblo. La presencia de Dios se expresa mediante la imagen de una nube, desde la que Dios habla. Entremos en la Tienda del Encuentro para escuchar, quedar iluminados y quedar transformados por Dios para llegar con gran júbilo y alegría exultante a la Pascua, a la Resurrección.

Sintamos hoy la gloria de la Transfiguración. Cristo, cuyos pasos debemos seguir, se expuso, por ser hombre, a las decisiones humanas; pero Dios lo resucitó, y está presente entre nosotros, para animarnos en nuestro caminar. Hagamos caso a la voz de la nube: “escuchadlo”.

 Feliz domingo, día del Señor, y feliz semana.

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